Conociendo a Enzo Antoniazzi

Está bueno descubrir nuevos artistas y a veces, no hay que mirar tan lejos. Estuvimos charlando con Enzo Antoniazzi, un comodorense que apuesta todo por su música.

Con un EP publicado (Pulso) y su primer disco largo en camino (que cuenta con la participación de su mentor y amigo, Alakran Márquez, de los 113 Vicios), su nombre ya hace ruido en la escena local.

¿Cómo empezaste en este camino musical?

Empecé a relacionarme con esto de chiquito, cuando tenía 8, que empecé a estudiar batería con el Alakran. Después, en la Escuela de Arte teníamos taller de música por un lado, y también, la materia música. Entonces eso ya te fogoneaba bastante. Así me empecé a meter en bandas con amigos y cosas así. Cuando me fui a estudiar a Buenos Aires empecé a componer, y ahí es cuando dije “me quiero dedicar a esto, posta.”

**¿Y ahí fue cuando empezaste a trabajar lo que fue Pulso (EP, demo)?**

No… el primer proyecto fue con Haien Qiu (cantante de Adicta), que es de acá y vive en Buenos Aires. Con ella tuve mi primera experiencia de grabar un disco. Cuando volví a Comodoro dije que ahí arrancaba yo sólo. Con Ale Plaza y Nicolás Nafarrete grabé Pulso, en el 2017. Eso básicamente fue el principio…

¿Qué género tocás? ¿Te importan las etiquetas?

De importar no me importan, pero están. Es rock, pop. Al menos ahora es eso. Acá en Comodoro siempre pegó más el rock, como el de 113 vicios. Después fue la movida de la música tropical o el reggae, bandas como Cosecha (Especial), Los Cheres (Los Cheremeques). En cambio los proyectos diferentes a eso, han ido desapareciendo. Ahora hay una camada de músicos que no hacen esos estilos, y yo estoy adentro de eso.

Sabemos que participaste en el aniversario n° 119 de Comodoro Rivadavia ¿cómo fue eso?

Fue lindo en el sentido de que un tipo de música que normalmente no entraba en esos eventos, aparezca. Desde ese lugar fue como “ok, buenísimo.” Fue como decir que alguien se dio cuenta de que están sucediendo otras cosas. Me parece que hay que alentar ese circuito musical. Si no, es como que la movida pareciera que es: “No, hay que irse afuera.”

¿En qué estás laburando ahora?

Estoy terminando mi primer disco, que se empezó a grabar a principios del 2019. Es un trabajo que produje íntegramente yo. Juan Binckoski hizo las grabaciones. Obviamente participaron más músicos: estuvo Luciano Simos en la batería, Juan Roldán en el bajo, Alakran Márquez también tocó algunas baterías. Con todo el tema de la cuarentena quedamos a mitad de camino, pero la idea es presentarlo cuando esto pase.

¿Con qué otros músicos tocaste? ¿Alguna fecha que haya sido especial?

Colaboré con Haien Qiu y teloneé a El mató a un policía motorizado la última vez que vinieron. También toqué con un montón de amigos, Nicolás Hernández, Gaby Caniza… En diciembre, en el Centro Cultural de Rada Tilly, toqué con el Ala (Alakran Márquez). Presentamos su disco (“Un día de viento”) y eso fue muy fuerte, ver a un tipo con la trayectoria que tiene él, que llenó un lugar. Fue como una bajada muy linda, tanto en lo emocional como en lo profesional. Quizás es uno de los recitales que más me ha marcado hasta ahora.

Como artista patagónico ¿qué desafíos encontrás? ¿Cómo te influye?

Me gustaría que cambie un poco eso de tener que irse de acá, que hay que irse “a donde pasan las cosas”. A mí me sirvió volver a mi ciudad y a la Patagonia para encontrar ese camino. Por suerte, varios artistas lo están haciendo también. Me inspira esa lucha, de decir “yo hago las cosas desde acá”. Todavía no hay un boom de la escena patagónica. Estaría bueno que la gente se empiece a preguntar qué está pasando acá abajo.