Foto: Santi Goicochea

Conociendo a Werner Schneider

El artista patagónico nos presenta su primer álbum solista “Perdidos en el Paraíso”, después de años de haber formado parte de la banda “La Patrulla Espacial”, proyecto de gran renombre a nivel local, que lo llevó a editar álbumes en Argentina, España y Alemania.

En esta nueva etapa de su vida, Werner se encuentra apenas iniciando el viaje de su propia experimentación sonora, y nos regala un álbum con sonidos en donde los instrumentos y las melodías jazzeras y relajantes tienen mucho protagonismo. Esta entrevista nos permite meternos un poco más adentro de su visión sobre esta nueva experiencia y conocer otro lado del artista.

¿Cómo llegaste, musicalmente hablando, al día de hoy? 

Les cuento: Miro a mi alrededor, estoy en el living de casa y veo una pelota, un bajo Thunderbird con las cuerdas oxidadas, un set de ollas Essen, lápices de colores y un montón de dibujos y diseños de videojuegos que mi hijo hace sobre el dorso de fotocopias de libros de música y partituras que he estado descartando durante estos últimos meses.    

¿Cuál crees que es la mayor diferencia entre hacer música estando en una banda y hacerla como solista? ¿Ves ventajas o desventajas en ese sentido? 

Si entraran a mi habitación encontrarían dos bolsos de viaje que hace más de un año que no abro, y cajas con vinilos selladas en donde guardo lo único que me quedó como propiedad de un trabajo en conjunto con una hermosa banda de rock en el que invertí más de diez años. Hoy por ejemplo, durante toda la mañana estuvimos dibujando con mi hijo, desayunamos sándwiches de palta y jugo de naranja y el tiempo se nos esfumó. Tanto fue así que en el trabajo tuve que decir que se nos había cortado el wi fi y que por eso no podía presentarme virtualmente a trabajar. Ahora, mientras escribo, me doy cuenta de que esta mañana tuve el privilegio de vivir uno de los momentos más bellos de mi vida. 

Hablando de ser solista, “Perdidos en el paraíso” es tu primer disco de esta manera. ¿Cómo definirías esta nueva etapa para vos?  

Es difícil comprender algo sin tener en cuenta el tiempo que nos lleva el proceso. Para que se me entienda necesito relatarles estas pequeñas experiencias, no me importa si están apurados, corran si quieren, yo después los alcanzo. Una vez me desperté en un concierto de una de estas superbandas horrendas del rock nacional, me había quedado dormido entre el público entre cientos de personas sumergidas en el ensordecedor sonido que esos señores estaban haciendo con unos parlantes inmensos. Me miré la muñeca y me dí cuenta de que me habían robado el reloj.

En otra ocasión, muchos años después, fuimos con una amiga a escuchar un concierto de cinco horas (si, una obra de cinco horas de duración), de Morton Feldman en el teatro Colón. La performance parecía contemplar la posibilidad de generar estados de somnolencia, había almohadones y el público se acostaba en el suelo, muchos nos dormíamos y nos despertábamos envueltos en un sonido onírico de flautas y celestas que generaban un oleaje sonoro en el espacio. Era tan repetitiva la música, pero al mismo tiempo tan fluctuante que se me hacía imposible tener una noción clara de cuánto tiempo había pasado desde que me había dormido. En ambas ocasiones, luego de haberme despertado pensé en el tiempo, en cuanto había pasado. En la primera solo me habían robado el reloj, en cambio en la segunda el tiempo se había transformado. Mi percepción habia cambiado y nunca iba a volver a ser la misma. 

Foto: David Diez

¿Qué expectativas tenés sobre la reacción del público al disco? ¿Te importa si te seguían de antes o preferirías llegarle a un público distinto al de Patrulla? 

Cuando observo a mi hijo dibujando puedo notar que cada instante, cada color, cada figura presenta temporalidades distintas. Su mirada se posa sobre el infinito y de esa inmanencia surge como un manantial lo que luego sobre el papel será color y forma. Él es un recién llegado, y sus límites, por suerte, son muy plásticos todavía. Admiro con profunda emoción ese período de la vida . Yo quiero ser un recién llegado en la medida de mis posibilidades y quiero mantenerme en esa etapa creativa hasta que a la vida le toque silenciarme.

Mis expectativas son alejarme lo más posible de todo ese ámbito de números y públicos. Sé que es imposible pero al menos quiero tener la mirada clara. Es muy deprimente ver como los gurús del éxito hoy en día hablan de números en las redes. Yo he visto a los más talentosos sumergirse en ese terreno. Comprendo de qué se trata la relación música/mercado pero estoy grande para esas cosas. Es muy alto el precio que hay que pagar para conseguir un número redituable. Lograr una música que abrace, que perdone, en eso se enfocan mis ambiciones en esta etapa de mi vida.   

¿Te considerarías como un “artista patagónico”? Si es así, ¿hay algo que le aporte a tu música ser del sur? 

Sí, muy. Mi hermano y yo nacimos en un pequeño pueblo de Chile que se llama Chile Chico, cerca de un volcán y a orillas del lago más grande de la Patagonia y esta música es el resultado de muchos viajes a lo largo de estas regiones. Rutas, estaciones de servicio, terminales de ómnibus fueron las locaciones que acompañaron mis momentos de creatividad. Lo que intentaba expresar nacía de espacios de tiempo en silencio, mirando por la ventana del colectivo los cielos abiertos, que en el sur se presentan como paisajes pero también como inmensos murales que parecen haber sido inspirados en la obra del divino Rothko. 

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Estamos grabando un nuevo álbum😁 . ¿Se animan a decirnos cuál es su ingrediente favorito en relación a estas músicas que venimos compartiendo? 📶 Foto de Alejandro Escobar

Publicado por Werner Schneider en Viernes, 16 de octubre de 2020

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