A cuatro años del temporal en Comodoro Rivadavia

Se cumplen cuatro años del temporal que paralizó y cambió para siempre a Comodoro Rivadavia. Un temporal que dejó expuesto a la luz realidades históricas en la ciudad, pero de las que no se hablaban hasta que el agua se lo llevó todo. Las consecuencias sociales y emocionales, siguen a flor de piel hasta el día de hoy.

Todos sabían que la lluvia llegaría esa tarde del 29 de marzo del 2017, porque el alerta meteorológico estaba vigente. Pero nadie imaginaba la dimensión que tendría, y que cambiaría la vida de muchos vecinos, para siempre. Se cumplen cuatro años del temporal en Comodoro Rivadavia.

Eran apenas pasadas las 18 horas de un día miércoles, y la gente se disponía a regresar de su trabajo o buscar a los chicos de la escuela, cuando comenzó la lluvia. Imparable, fría y gruesa. En cuestión de minutos, el agua cubría las ruedas de los vehículos y en algunas calles en bajada, corría como si fuera un río. Ese día llegaron a acumularse 30 ml de agua que inundaron casas (algunas incluso fueron arrastradas de sus cimientos), destruyéndolas completamente.

La desesperación de los vecinos se hizo notar, porque a muchos no les quedó otra opción que abandonar sus hogares y dejar todo atrás, convirtiéndose en víctimas del desastre. Algunas calles se arruinaron de tal forma que se hicieron intransitables, y algunos caminos directamente desaparecieron o se derrumbaron. La energía eléctrica se vio interrumpida y las redes sociales se convirtieron en la única alternativa para visibilizar lo que estaba pasando, o informar sobre vecinos que necesitaban ayuda, o a dónde acercarse para donar comida, colchones o ropa.

Los medios de noticias de todo el país se posaron en Comodoro Rivadavia, para hablar de la situación extraordinaria que estaba atravesando. Y no era para menos: las intensas lluvias continuaron por días (llegando hasta el 6 de abril) ,acumulándose 232 milímetros de agua. Una cantidad excesiva para las características climáticas de la zona, y empeorado por la falta de obras pensadas para ese tipo de fenómenos.

Defensa Civil, Policía, Ejército, Bomberos, todas las fuerzas estuvieron a disposición de los vecinos para intentar ayudarlos en situaciones límites, y las muestras de solidaridad se replicaron entre todos los ciudadanos. Aún hoy quedan familias en la incertidumbre total de si podrán o no reconstruir sus vidas, y algunos vecinos suelen sentir pánico o temor cada vez que llueve, así sean unas simples gotas.

Sin embargo, así como la lluvia dejó expuesta la enorme solidaridad y unión de los habitantes de Comodoro Rivadavia, también dejó expuesta una terrible realidad: la falta de planificación.

Partiendo desde tiempos históricos, Comodoro Rivadavia no fue una ciudad planificada en sí, y las obras fueron gestándose alrededor de los barrios que crecían a la par del boom petrolero, casi de manera improvisada. Pero la corrupción, la falta de inversión, las malas administraciones, las idas y vueltas económicas del país, las desigualdades, todo eso repercutió en que la lluvia tuviera el impacto que tuvo en la ciudad, más allá de la cantidad de agua que cayó.

A cuatro años de la catástrofe, cabe preguntarse si deberíamos sentir temor porque algo así pueda ocurrir de nuevo (que, lamentablemente, con el avance del cambio climático es muy probable que así sea) o las obras que se tienen que hacer esta vez sí se terminarán. Y lo más importante: si aprendimos de nuestro pasado y podremos lograr que en Comodoro las cosas comiencen a planearse y funcionar. Esperemos que así sea.

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