¿Tomar sol o no tomar sol? Esa es la cuestión.
El origen de la vitamina D se remonta aproximadamente a 500 millones de años atrás. Posiblemente se generó del plancton y fue transferida a lo largo de la cadena de los alimentos de origen animal a los peces marinos, donde se almacenó y concentró; por ello la importancia de los peces como fuente de la vitamina D, como el aceite de hígado de bacalao. ¡Horrible! Amargo como pocos, pero era el complejo vitamínico que sabiamente les daban a nuestros padres y abuelos.
La cuestión es que, esta vitamina se fabrica en la piel durante la exposición a la luz solar y a las radiaciones ultravioletas. En zonas como la nuestra, donde poco estamos al sol, necesitamos consumir esta vitamina a través de un suplemento. Además, exponernos mucho al sol, termina siendo peligroso.
¿Y para qué sirve?
- La vitamina D ayuda al cuerpo a absorber el calcio y mantener fuertes nuestros huesos.
- Ayuda a las células de nuestro sistema inmunológico.
Y ojo!! La carencia leve de esta vitamina casi no produce síntomas inmediatos.
Así que ¡¡A prevenir!!