Un 3 de junio de 1922, se creaba Yacimientos Petrolíferos Fiscales, al calor del crecimiento y la expansión de la industria petrolera en Argentina.
Corría el año 1910, tres años después del descubrimiento del petróleo en Comodoro Rivadavia, hito histórico que revolucionó la industria nacional para siempre. Con la expansión de la industria petrolera, también crecieron campamentos y ciudades, y las empresas extranjeras no tardaban en llegar al país, para poder hacerse de una parte de la torta del preciado descubrimiento.
Es por eso que, bajo la presidencia de José Figueroa Alcorta, se crea la Dirección General de Explotación del Petróleo de Comodoro Rivadavia, para poder regularizar la actividad de estas empresas.
No fue sino hasta 1922, en el cierre de la presidencia de Hipólito Yrigoyen, que se crea la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, un hecho que marcaría el rumbo de la industria petrolera en el país. Enrique Mosconi fue quien asumió la presidencia de esta nueva dirección, generando un impulso decisivo a la actividad.
Mosconi, debido a su formación militar, consideraba a la empresa como un instrumento de patriotismo argentino, y por ende sus empleados eran vistos como “soldados civiles” que debían velar por los intereses de la patria.
Para esto, era fundamental generar un sentido de pertenencia entre el empleado, su ciudad y la empresa, y desde allí comienzan a impulsarse políticas que garantizarían el acceso a la vivienda, y la construcción de escuelas, clubes, comercios y hospitales alrededor de la figura de YPF.
Esto, con el paso del tiempo, influiría en la construcción de una determinada identidad ypefiana y comodorense que de alguna forma persiste hasta el día de hoy, en los recuerdos de aquellos empleados que sufrieron su privatización en 1992.
A cien años de aquella fundación, YPF hoy es sinónimo de nostalgia de tiempos mejores para los comodorenses, y de ejemplo en cuanto a modelo de una empresa semi-estatal que continúa expandiéndose, por y para el crecimiento del país.