8M: No se celebra, se lucha

Nos encontramos frente a un nuevo Día Internacional de la Mujer, en donde una vez más, las mujeres coparán las calles (o las redes, por la pandemia) reclamando por justicia e igualdad. Y no es para menos, en un 2021 que apenas lleva tres meses, y ya contamos 47 mujeres asesinadas a manos de la violencia machista. Recordamos en esta nota, los orígenes de esta jornada. También, reflexionamos acerca de la realidad en nuestro país.

Por muchos años (y hasta hace no mucho), la verdadera historia detrás del Día de la Mujer, fue quedando olvidada o disfrazada, detrás de todo un universo marketinero que proponía este día, como una fecha para incentivar al consumo. Para vendernos flores, electrodomésticos, descuentos en los shoppings, abrazos, besos y mensajes como “Feliz día, al ser más delicado” o “Feliz día a esas mujeres soñadoras, locas, atrevidas, apasionadas, complicadas…” etc, etc.

Sin embargo, en los últimos tiempos, nuestra mirada acerca de la fecha se ha modificado, y poco a poco, las campañas comerciales por el Día de la Mujer y las felicitaciones vacías, van quedando atrás. Es por esto que es importantísimo contar y volver a contar, la verdadera historia detrás del “8M” para remarcarnos, y remarcar a la sociedad en general, que este día es una jornada de lucha.

Además, el día nos convoca a hacer una reflexión de cómo se está viviendo esta jornada en nuestro país, celebrando por un lado, la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, como una conquista de las mujeres agrupadas. Pero por el otro, recordando datos y casos que nos duelen y vuelven a renovar nuestro pedido de justicia, visibilizando nuestra realidad.

El origen del Día de la Mujer:

A finales del siglo XIX y principios del XX, en plena expansión de la lucha y el movimiento obrero, cada vez más mujeres comenzaban a moverse por sus derechos, reclamando equidad entre sexos, el derecho al voto, y tener mejores condiciones laborales.

Este fue el caso de un grupo de trabajadoras textiles de la fábrica Cotton de Nueva York. El 8 de marzo de 1908, declararon huelga con permanencia en su lugar de trabajo, en reclamo de la reducción de la jornada laboral, y salario equitativo en relación al de los hombres por el mismo trabajo, entre otras mejoras en general.

El dueño de la fábrica, decide encerrarlas en el edificio, para que las mujeres desistan de reclamar. Sin embargo, se mantuvieron firmes hasta el final, cuando se produjo un incendio que causó la muerte de 129 trabajadoras.

En 1910, se desarrolló la Segunda Conferencia Internacional de las Mujeres Socialistas, en Copenhague, Dinamarca. Allí, más de 100 mujeres trabajadoras decidieron declarar el 8 de marzo como el “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”, en honor a las compañeras fallecidas en esa fábrica y a los movimientos feministas, en reclamo de sus derechos laborales. Sin embargo, no se trataba de una conmemoración oficial.

Luego de esta conferencia, se celebró por primera vez el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines, charlas y manifiestaciones en las calles.

No fue hasta 1977, cuando la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas declaró oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.

El 8M en Argentina:

Foto: Télam

No podemos dejar de destacar un importante hito que engloba lo que serán las conmemoraciones por el Día de la Mujer este año en nuestro país. El 30 de diciembre del 2020, se aprobó la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en la Argentina, marcando un suceso histórico en la región, y dando una respuesta a décadas de lucha por la conquista de este derecho, en donde seremos las mujeres quienes tengamos autonomía sobre lo que ocurre en nuestros cuerpos, y si la maternidad será deseada, o no (aunque bien cabe aclarar que la sanción de la Ley es sólo el comienzo).

La sanción de la Ley representa por un lado, una pequeña victoria conquistada, un paso más en la búsqueda de equidad, y marca un precedente para las futuras generaciones de mujeres, que podrán decidir sobre el destino de sus vidas. Sólo ese hecho, es un motivo para festejar, para demostrar que unirse y luchar por un objetivo en común, sirve.

Sin embargo, hay otro lado del Día de la Mujer de este año, que nos duele, y nos pega con una realidad de la cual es imposible escapar: 47 mujeres fueron asesinadas en lo que va del 2021. Esto significa, según datos del Observatorio Mumalá, que una mujer muere cada 30 horas, a causa de la violencia machista.

A esto se le suma que durante el 2020, según datos del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, los llamados al 144 aumentaron un 21,4% respecto al 2019. La pandemia y el aislamiento, lamentablemente, profundizaron las cifras, ya que muchas mujeres tuvieron que convivir en encierro total junto a sus maltratadores.

Y mientras tanto, siguen apareciendo casos de mujeres en los que realizan todos los pasos a seguir cuando viven situaciones de violencia, y la ayuda tarda demasiado en llegar. O peor, llega cuando ya es tarde, y la mujer ya fue asesinada.

¿Qué es lo que está pasando desde las entrañas del Estado que casos así se repiten una y otra vez? ¿Siquiera se está haciendo algo para prevenirlos? ¿Qué pasa cuando la propia policía es cómplice, encubre a sus compañeros violentos y no responde a los pedidos de ayuda de las mujeres?

Seguro se te vinieron a la mente miles de casos con estas características…

Esta es la discusión que más está sobresaliendo en general en el marco del Día de la Mujer de este año, pero también continúan los debates de siempre: las mujeres siguen siendo las más precarizadas en términos laborales (cobrando menos que el hombre por el mismo trabajo, estando en condiciones ilegales o directamente no pudiendo acceder a un trabajo, sea cual sea), seguimos siendo objeto de consumo y sexualización en medios de comunicación y en redes sociales, el acoso callejero sigue su curso con impunidad, los chistecitos y la cultura del “macho” en general, continúan resistiendo, a pesar de todo.

Y esto es sólo un pantallazo de nuestra realidad como mujeres actualmente, a lo que se pueden agregar miles de temas más para debatir y visibilizar. Sabemos que un sólo día de conmemoración no es suficiente, que el Día de la Mujer es todos los días, mientras continuamos levantándonos para intentar hacer que el mundo sea menos injusto (que paren de matarnos, sería un buen lugar para empezar).

Sólo podemos esperar, que el día de hoy, sea la excusa para renovar las fuerzas para seguir, mirando hacia atrás y celebrando los derechos conquistados, pero también, para seguir haciendo ruido, para movilizarnos unidas, en reclamo de todo lo que nos duele y nos cuesta la vida. Porque el 8M ya no es un día de celebración, es un día de lucha. Y ya no se detendrá.

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