Liderar una pandemia. No queda otra

El nuevo coronavirus ha ocasionado una pandemia y, en tiempos de la globalización, se propaga casi a la velocidad del sonido. Lo mismo sucede con la información, y es aquí donde aparece un nuevo termino denominado infodemia.

Esa es la velocidad con que se ponen a prueba los estados, su capacidad, organización, infraestructura, y mucho más aún, a los líderes que nos gobiernan. Aquí es donde pueden surgir liderazgos inesperados, donde somos testigos de gestos, acciones, y decisiones que jamás esperábamos de nuestros lideres. En positivo.  Y también se observan líderes mesiánicos, que previo a la crisis causada por la pandemia mundial, parecían tener el mundo bajo sus manos, hoy son protagonistas de situaciones polémicas, han quedado expuestos y sus liderazgos discutidos por errores casi infantiles, que ponen en riesgo cierto su legitimidad.

Dios miró al sur, y nos mostró primero lo que sucedía en el otro lado del planeta.

Aquí bien al sur, fuimos testigos privilegiados de lo que sucedía en “el culo” (sic) del mundo, allá por fines de diciembre de 2019. Decir que alguien dimensionaba para esas fechas que hoy estaríamos igual o peor, sería mentira. El problema viene luego de habernos puesto en un lugar de “a nosotros esto no nos pasa” y de usar esas imágenes de ciencia ficción como nuestro deleite en historia, memes, videos que inundaron las redes sociales durante nuestro verano.

La ciencia ficción llego hasta la puerta de nuestras casas. #QuedateEnCasa y no las dejes entrar.

Por suerte, hoy todo este fenómeno “viral” (en ambos sentidos), se ha transformado en nuestro principal aliado. La anticipación. Ver el futuro antes de que suceda. Fundamental para atender el déficit enorme de los sistemas de salud pública y nuestro endeble sistema de organización como sociedad. Del egoísmo a la solidaridad en 4,5 segundos.

Es aquí donde el liderazgo de los referentes políticos, en nuestro caso el del gobernador Mariano Arcioni, y los referentes políticos que lo acompañan, están puestos a prueba minuto a minuto. Más aún cuando la solidaridad no permite rebeldías.

Toda política pública debe estar orientada a atender la crisis sanitaria en su máxima expresión. Sin lugar a dudas. Es así y debe ser así. Pero el desafío mayúsculo no termina acá, el estado flaco, un país en default, las provincias en la misma situación de emergencia económica y social. 

Hoy, la prioridad sabemos donde esta puesta. Pero un día va a terminar. Y es ahí donde se terminará de tomar la verdadera dimensión de los liderazgos absolutos. Se toman decisiones elementales de prevención, ante una sociedad “in extremis conectada”, es por ello que muchas de ellas suenan muy restrictivas pero muy necesarias. 

Primero lo primero.

Hoy hay liderazgo político en la provincia de Chubut.

Asistimos hoy a un liderazgo real, sin teatralizaciones. Vemos a un gobernador firme, seguro y con templanza. Diligente y respetado por su estrecho núcleo de colaboradores. A lo que se suman la dinámica que le imprime el Comité de crisis con los roles protagónicos de Grazzini, Puratich, Massoni y Meiszner.

La oposición debe ponerse a la altura.

Sin embargo, emerge otro tipo de liderazgo en medio de la tremenda crisis. Provocador, infantil, demagógico, mas propios de gente necia y oportunista. Hoy convivimos con estos referentes también. “El deseo de protagonismo los deja muy expuestos”.

Lo peor está por venir. Y es aquí donde deben consolidarse los liderazgos.

Para siempre.

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