Con motivo de la nota publicada ayer La garantía del Estado, un lector nos hizo llegar su opinión. Nos parece interesante compartirla con ustedes.
(El autor prefirió no firmar la nota)
El blog titulado “La garantía del estado” publicado ayer, es una verdadera confesión, una cruda descripción de la realidad de un país que ha recorrido un camino de desesperanza. Alejandro de Macedonia decía que la esperanza es el capital de los grandes, entonces queda clara la chatura de la Argentina, un país de desesperanza. Eso es lo que describe la nota, la propia desesperanza, de ahí su enorme utilidad.
Esa chatura surge de la clase dirigente, que transformó el potencial de este país en una mera repartija de baratijas, llamados planes sociales, subsidios, y beneficios indiscriminados, de los cuales los únicos verdaderos beneficiados son los repartidores, la clase política en su conjunto.
Es imposible tener un país sin una clase dirigente lúcida, que tenga claro el rol del estado, un estado estadista, y no un mero estado estatista, que es el que tenemos hoy. En política el estadista es aquél que tiene claro lo que hay que hacer desde el Estado en la Nación.
¿Alguien realmente cree que esta dirigencia tiene claro lo que hay que desde el Estado en la Nación?.
La confesión sirve para plantearnos nuestro futuro cercano, que viene después que pase esta pandemia.
Aprovecharemos o no la oportunidad que nos brinda para mirar al futuro, convocando a los mejores, que hoy brillan por su ausencia, dejando de lado discusiones mezquinas y trabajar para el largo plazo, por un país que confíe en la creatividad de sus habitantes, y no le cree cercos permanentes para desarrollar su actividad.
Es el largo plazo idiota, diría Clinton, es el largo plazo que no queremos ver, mientras nos consume una visión cortoplacista que no nos lleva a ningún lado, o a ser un país que lo único que va a incrementar será su índice de pobreza.
Anónimo.