El centro, estaba ubicado en el barrio porteño de Floresta, y fue identificado gracias a testimonios de sobrevivientes y archivos desclasificados de Estados Unidos. El juez federal Daniel Rafecas calificó el hallazgo como “muy importante”.
“Hicimos un descubrimiento importante para avanzar en las investigaciones. Veníamos con muchos testimonios que nos indicaban que existió un centro clandestino de detención que dependía de la SIDE y que estaba muy cerca de Automotores Orletti, otro lugar de reclusión por el cual hubo un juicio que terminó con más de doce condenados. Pero hasta el momento no podíamos descubrir dónde se encontraba.”, señalaba Rafecas.
El centro clandestino de detención hallado estuvo en funcionamiento durante la última dictadura militar y era dependiente de la ex Secretaría de Inteligencia del Estado, al mando del fallecido general del Ejército, Otto Paladino.
Este descubrimiento, se da en el marco de la investigación por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, en el ámbito del Primer Cuerpo del Ejército. Está vinculado a delitos de lesa humanidad en el centro de detención “Automotores Orletti”, ubicado en la misma manzana y alquilado por agentes de inteligencia entre mayo y noviembre de 1976. El nuevo centro clandestino habría funcionado antes, o al mismo tiempo que la casa de automotores.
Gracias al testimonio de sobrevivientes que dieron cuenta de la existencia de ese centro, junto a documentos desclasificados por el gobierno de Estados Unidos, pudieron dar con la dirección precisa del lugar, ubicada en Bacay 3570. Habría sido alquilado por la SIDE hasta 1977, cuando se vendió.
Los testimonios en la causa indican que las víctimas “eran introducidas encapuchadas, alojadas en habitaciones precarias o en el pequeño sótano de la propiedad, y sometidas a torturas con picana en una habitación acondicionada para ello”, explicaron fuentes del caso.
Además, no se descarta que este espacio haya funcionado como centro de operaciones del “Plan Cóndor”, por su relación a “Automotores Orletti” y porque testimonios de las víctimas, quienes señalan haber estado junto a detenidos uruguayos.
Según fuentes de la Secretaria de Derechos Humanos, “desde hace dos años se maneja información con respecto a la existencia de este lugar, que varios represores de Orletti habían aludido como “El Jardín” o “La Cueva”.“
Finalmente, junto al testimonio de las víctimas, también se dio con el paradero de los compradores de la casa en 1977, quienes declararon ante el juzgado que al ingresar a la propiedad “encontraron en el sótano unos zapatos de mujer sucios y de color rosa viejo y también zapatos de hombre”.