En estos días estamos pendientes de las noticias, cantidad de infectados, como dar pelea al virus, barbijos, sobreprecios y como seguir adelante con nuestras vidas. Pero en medio de todo eso, no olvidar lo más importante: acompañar a nuestros niñxs.
Estamos atravesando un momento atípico, y como todo hecho de esta naturaleza donde no hay precedente, no hay marca en el mapa para seguir. No hay nada que nos guíe con certezas. De ahí nos surge la incertidumbre y la angustia.
En este contexto se encuentran los niños y niñas, ocupando un lugar significativo en el entramado de cada familia, en cada comunidad y cada barrio. Podemos pensar los efectos subjetivos en niños con sus derechos vulnerados, conviviendo con padres que los violentan, familias hacinadas con poco y nada de recursos para sobrellevar el encierro. Niños exigidos por la escuela con la intención de continuar con el aprendizaje, quedando atrapados en dicha demanda.
Niños que tienen a sus padres en casa, pero esos padres no necesariamente están disponibles al 100% para ellos. Estos padres se encuentran superexigidos con obligaciones laborales, ocupaciones del hogar, acompañar con las tareas y tener tiempo suficiente para jugar. Los padres no ¨son maestros”, son padres. No pueden ocupar otro lugar, pueden ayudar en las tareas, pueden ponerse a disponibilidad y escuchar a sus hijos, sostenerlos y acompañarlos. Es momento de dejar las omnipotencias de lado y hacer lo que se pueda con lo que se tiene.
A partir de las politicas de cuidado establecidas podemos generar redes con otros. Comprender que no estamos solos. Esto nos posibilita el armado de puentes en la comunidad. La escuela abierta tiende a esto, no es el lugar donde se aprende solamente, sino que allí ademas, es donde se tejen los vínculos y afectos con otros.
También es importante pensar a los niños y niñas como sujetos activos en el cuidado del otro, entendiendo que el quedarse en casa, significa la posibilidad de cuidar a un abuelo o un familiar de grupo de riesgo, para que éstos no se contagien. Aprendiendo que las recomendaciones de cuidado son un acuerdo colectivo.
Cecilia Leguiza Lic.en Psicología MP 72254 MN 56576