Sobre transitar un nuevo puente

“¿No les pasa que desde que empezó la cuarentena están hablando un montón con todo el mundo, todo el tiempo? Yo estoy hablando fluidamente con ex compañeros del secundario que no veo hace 15 años”, la realidad de muchos plasmada en un grupo de Whatsapp.

Y si. Me pasa lo mismo. Todo el día estoy hablando. El grupo del consorcio del edificio, que normalmente tengo silenciado porque me molestan, es una fiesta de memes y recomendaciones.

Por Whatsapp e Instagram circulan juegos, retos, challenges, videos, y muchas imágenes de videoconferencias entre amigos. Es como si el aislamiento social nos provocara la necesidad de socializar. 

Me quedé reflexionando sobre esto todo el fin de semana. Lo comenté con casi toda la gente con la que converso desde que estamos en cuarentena preventiva. Los que vivieron en el exterior o son extranjeros coinciden en que el estar lejos de los seres queridos incentiva la necesidad de estar en comunicación constante. También genera formas novedosas de comunicación. Videollamadas, charlas filosóficas, juegos online y hasta se implementó una app que permite ver películas de Netflix junto con otros usuarios.

Para los que hacemos la cuarentena acompañados, a veces es difícil, pero tenemos la posibilidad de compartir. Sin embargo, muchos conocidos y familiares están solos, algunos de ellos tienen la posibilidad de un patio, terraza o balcón. Otros no. Y ahí es todo más difícil.

Otra de mis amigas del mismo grupo que ya cité, por ejemplo, atraviesa su cuarentena sola y en un departamento de dos ambientes en contrafrente. Ni siquiera tiene acceso a la luz solar. Y en los últimos días la situación empezó a desesperarla.

¿Cómo podemos ayudar a nuestros seres queridos que están solos? Con mensajes, juegos online, hablando con ellos, recomendándoles actividades, y sobre todo tratando de que no caigan en pensamientos negativos y tristes, digamos efectos secundarios del aislamiento.

Quedándonos en casa podemos ayudar a muchos. Y también, podemos reflexionar sobre la importancia de los vínculos. 

Esta pandemia nos obliga hoy a frenar y reflexionar. Nos obliga a encontrar soluciones creativas, a relacionarnos distinto, a pensar fuera de las estructuras. Y sobre todo que nos obliga a ponernos en el lugar del otro, a reconocernos en el otro, a cuidar al otro para cuidarnos.

Es muy importante que nos quedemos en casa, pero paradójicamente, es primordial que no dejemos de acompañarnos.

Es muy importante que sigamos trazando puentes.

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