El trístemente celebrado femicida, falleció ayer a los 83 años en un geriátrico de José C. Paz.
Falleció de causas naturales, y se encontraba internado en este gerátrico desde principios de marzo. Sólo, sin hogar, y sin estar completamente lúcido. Así fueron los últimos días del ex odontólogo.
Ricardo Barreda, se hizo conocido en el país,a raíz del cruel asesinato de su esposa, de sus hijas y de su suegra, el 15 de noviembre de 1992. Fue condenado a 18 años de prisión y derivado a prisión domiciliaria en 2008.
En el juicio oral en el año 1995, Barreda declaró que los asesinatos fueron una respuesta a los supuestos maltratos que recibía por parte de las mujeres de la familia. Esto hizo que Barreda, se convirtiera en una especie de ¿héroe? para una sociedad dormida ante los aberrantes crímenes que se cometen todos los días contra las mujeres (muchos de ellos, en un contexto familiar), más aún, en esa época. Algunas personas, lo han felicitado o sacado fotos con él, como si se tratase de una celebridad.
Aún en tiempos actuales, en donde poco a poco, hemos recibido más educación y sobre todo, conciencia, en torno a lo que significa la violencia de género, se pueden leer comentarios en redes sociales de personas justificando el accionar de Barreda y tratándolo como la verdadera víctima de la situación.
Si bien, las muertes no deben ser celebradas, el fallecimiento de Barreda puede invitarnos a reflexionar una vez más, acerca de los errores que cometimos como sociedad en el pasado. Glorificar a un femicida, es algo que debemos aprender a superar y llamar a las cosas por su nombre. Mientras tanto, debemos seguir luchando para que estos casos, no se repitan nunca más.