El músico de origen catalán fue detenido con posibilidades de cumplir 9 meses de prisión, tras el contenido de sus canciones y tweets, en donde insulta a la corona española y reivindica a agrupaciones terroristas como la ETA, Grapo y Terra Ilure. El caso divide a la sociedad española entre la delgada línea que marca el derecho a la libertad de expresión y la censura.
Se trata de la sexta noche de protestas que se extienden a diversas ciudades de España, muchas de ellas de marcada violencia, generando destrozos y como consecuencia, un fuerte accionar policial.
“He venido porque considero injusto que se encarcele a un cantante que sólo expresa sus ideas a través de la música”, expresaba uno de los manifestantes.
“Creo que vivimos en un estado represivo y policial y he venido a reivindicar mi derecho a la libertad de expresión y para reivindicar derechos civiles y políticos”, agregaba otro joven.
Durante los disturbios, cientos de personas han sido detenidas, principalmente por el saqueo de tiendas y comercios. Agrupaciones políticas como “Unidos Podemos”, han condenado el accionar policial. Además, se registraron incidentes en ciudades como Via Laietana, aunque cabe aclarar que de todas las manifestaciones realizadas a cabo en los últimos días, esta fue de las más pacíficas.
Las marchas en apoyo a Hasél, están ocurriendo desde el pasado martes, tras su detención. Las calles de ciudades como Barcelona se convirtieron en el campo de batalla entre manifestantes (en su gran mayoría jóvenes) y la policía.
El rapero, llamado en realidad Pablo Rivadulla, de 32 años, se convirtió en todo un símbolo de la lucha por la libertad de expresión. El contenido de sus letras y tweets apuntan usualmente a la corona española (llamó al Rey Juan Carlos I como “mafioso”) y a la represión policial, acusándolos de torturar y matar a migrantes y manifestantes,
No obstante, el contenido de sus canciones también pueden rozar una problemática más compleja, y ha llegado a reivindicar a grupos terroristas como la ETA, Grapo y Terra Illure. También abogaba por la explosión del coche en el que viajaba el dirigente socialista Patxi López, por que le pegaran un tiro en la cabeza a algunos jueces, y se lamentó de que un periodista sobreviviera a su secuestro y torturas por parte de uno de estos grupos terroristas. Por esto, Hasél ya había sido condenado a dos años de prisión en el 2014.
Sin embargo, en su momento fue absuelto por no contar con antecedentes penales. Cuatro años después, fue nuevamente sentado en el banquillo de los acusados por el mismo motivo. “El ejercicio de la libertad de expresión y opinión cuenta con algunas barreras”, sostuvo la sentencia.
Así y todo, sus críticas a la monarquía española y al accionar policial, le han valido el reconocimiento y apoyo de personajes destacados de la cultura como el cineasta Pedro Almodóvar y el músico Joan Manuel Serrat, además de organizaciones como Amnistía Internacional.
La detención de Hasél ha reavivado las divisiones entre quienes aseguran que esto es un golpe a la libertad de expresión, y a quienes opinan que esta libertad, tiene un límite (más aún si se reivindican a agrupaciones terroristas). Además, ha puesto en evidencia grandes fisuras en el gobierno presidido por Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español. Por su parte, desde Unidos Podemos, el vicepresidente del mismo gobierno español, Pablo Iglesias, ha exigido el indulto a Hasél y lo considera un preso político. Las diferencias están más que marcadas.
