No hace falta aclarar que Quino es uno de los humoristas gráficos más importantes y queridos, no sólo del país, sino de Latinoamérica y España. Su personaje “Mafalda”, que apenas ayer cumplía 56 años de su aparición, trascendió todas las barreras imaginables y sin dudas, supo despertar alegría y conciencia en chicos y adultos por igual. Hoy, debemos lamentar la pérdida de su creador, un legado eterno e irremplazable, pero que teñirá de dolor una vez más lo que queda de este 2020.
El humorista, llamado en realidad Joaquín Salvador Lavado, hijo de andaluces y nacido el 17 de julio de 1932, falleció esta mañana a sus 88 años. La noticia fue confirmada por Kuki Miller y Daniel Divinsky, editores de Ediciones “La Flor”, en donde el dibujante publicó gran parte de su obra más representativa.
Quino, oriundo de Mendoza, comienza su contacto con el dibujo matriculándose a sus 13 años en la Escuela de Bellas Artes, pero rápidamente se aburre de esa carrera y la abandona en 1949. A sus 18 años, se muda a Buenos Aires para comenzar su carrera como dibujante de historietas de humor. Así, en 1954 publica su primera tira en el semanario “Esto es”.
Fue en 1964, en la revista “Primera Plana”, que Quino muestra en sociedad a su nuevo personaje: Mafalda, una nena de clase media de Buenos Aires, que vive diversas aventuras (cotidianas, pero aventuras al fin) con sus amigos. Mafalda, se convirtió en todo un símbolo de las ideas progresistas en los 60s y 70s, y hasta el día de hoy, sus disparatadas ocurrencias y verdades encubiertas en su mente infantil, tienen tanta vigencia como en ese entonces.
Además, ¿quién no se ha sentido identificado con algunos de sus personajes?: Mafalda y su odio a la sopa y amor incondicional a Los Beatles. Felipe y su dramatismo con la escuela, pero uno de los amigos más fieles que se pueden encontrar. Manolito y su estereotipada brutalidad pero habilidad nata para los negocios siendo apenas un niño. Susanita y sus aspiraciones maternales e ideas románticas que a veces hacían tambalear su amistad con Mafalda, pero que sin embargo, era incondicional.
Miguelito y su eterna cabeza en las nubes y por último Libertad, la pequeñita a la que le gusta “la gente simple” pero que en realidad es más rebuscada y complicada de entender que otra cosa. Todos los personajes, incluso la familia de Mafalda (Guille, los papás y la tortuga Burocracia) se ganaron el cariño y afecto de generaciones y generaciones y es imposible no comparar algunas de las tiras con nuestra propia realidad. ¡Hay una para cada momento!
Este querido personaje, catapulta a Quino a la fama a nivel iberomaericano, traduciendo “Mafalda” a 30 idiomas y en Argentina, ya lleva más de 20 millones de ekemplares vendidos, en sus diferentes reediciones.
La carrera de Quino, ha sido galardonada y celebrada en numerosas ocasiones, cosechando en el camino prestigiosos premios y títulos, como la Orden Oficial de la Legión de Honor, la honra más importante que el gobierno francés le concede a un extranjero. En 2014 recibió en España el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Hablemos de premios más que merecidos.
Sin dudas, será un día (y digámoslo, un año) de los más difíciles para nuestra cultura argentina, (que ya venía herida con el fallecimiento de Marcos Mundstock, de Les Luthiers).
Leer las historietas de Mafalda, tendrá un sabor amargo por un tiempo, pero sabremos que siempre estarán ahí para sacarnos una sonrisa al fin de cuentas, y seguir riéndonos de nosotros mismos. Gracias por todo, Quino.