Call of Duty WWII – Ningun costo tan alto.

La recreación con mayor fidelidad de la mayor guerra, en una campaña basada en la hermandad.

Call of Duty como franquicia es algo extraño de definir. Lo que comenzó como una honorable serie de campañas que reflejan la brutalidad de la guerra, de a poco se perdió en una nube de espectáculo y ventas. Con la entrega Modern Warfare se realizó un salto considerable a la era post 11-S, con tramas reflejando la situación en los diarios y el temor de eventos recientes.
Pero incluso con Modern Warfare 2 ya empezaron a perderse un poco con la fama, volcándose cada vez más en la acción y no en el drama humano.

Se ha explicado ya en varias opiniones que cosas como la vida regenerativa y el ritmo rápido de muerte eran un diseño intencional. Un diseño base que choca contra elementos que caen teniendo trajes espaciales o robots. Además, el tono de estos juegos dejó de balancear la diversión inherente a un FPS con la realidad sobre la situación a la cual los protagonistas se enfrentan. No es sorpresa que no solo perdiera su dignidad, sino también su reputación muy rápido.

WWII es casi a gritos una disculpa (coordinada si se quiere) que busca retornar al punto cero e intentar entender a qué iba todo esto. La historia comienza con un pequeño grupo de soldados de la primera infantería, y siempre se mantiene como tal, enfocándose en sus amistades y la cooperación para sobrevivir el conflicto, renderizado con una presentacion preciosa.

A pesar de que no se gana ningún Oscar, los protagonistas son más que encariñados y sensiblemente humanos. No son supersoldados que se ríen a la muerte, son una panda de jóvenes enviados a un infierno, y sus reacciones lo validan.
Están realmente asustados y estresados, pero unidos en camaradería hasta el amargo final.

En lo que parece un “grandes éxitos”, la historia nos lleva desde el famoso D-Day a la batalla de Bulge, donde diferentes objetivos se establecen a medida que se avanza en la batalla.
Cada nivel es como costumbre una mezcla de momentos lineales y “tierra de nadie” donde prácticamente soportar la presión es la única meta. Nuestra unidad puede dar un alivio, cada tanto dando provisiones como un botiquín o granadas, que se recargan de a poco.

Se incentiva en algunos momentos ser un poco descuidado y sacar el héroe interior, como rescatando un soldado herido de una muerte segura. Esto es a costa personal, ya que la vida no se regenera, y se requieren botiquines.

Este es probablemente el mayor cambio de la fórmula, ya que fuerza brutalmente a realmente cuidarse y mantener disciplina.
Difícil en un lo que es básicamente una carnicería pura.

A pesar de que logra recapturar ese horror y adrenalina de bailar con la muerte, este cambio tiene un feo doble filo. Muchísimos niveles pasan a tener un ritmo extremadamente lento, y varias situaciones se resuelven mejor sentándose y rascando unidades de a poco. Y no es el único defecto, la campaña en sí tiene puntos flojos.
Un buen ejemplo son secciones con vehículos, como un tanque o avión, que controlan de forma tosca y tardan demasiado en terminar. O varios puntos de control con peleas que tardan demasiado en terminar. O los insufribles quick time events.

Probablemente lo peor es el precio. A su fiel estilo, Activision mantiene el título a un precio desorbitado, con rebajas no superando el 50%.

Por lo tanto, a pesar de lo entretenida que es la campaña (y el siempre hermoso modo Nazi Zombies), solo se lo reocmienda en un bundle o una rebaja superior de terceros. Call of Duty esta de vuelta yendo de malas, y probablemente esta será el último hurrah digno a la Segunda Guerra mundial de la saga. Así que por ese mérito, merece un poco de celebración.

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