Reinvención del zombi clásico en una cultura cambiante, y un legendariamente desafiante título donde cada segundo cuenta.
Corriendo 2005, era claro que en Capcom la franquicia Resident Evil ya no hacía esfuerzo por enfocarse tanto en los zombis tradicionales. Películas como 28 Días Después introdujeron el concepto de muertos que pueden correr, ser ágiles y aún más brutales. Y otras como Shaun de los muertos mostraban al zombi de Romero con un aire de sarcasmo e irreverencia.
Estaba claro que la forma la cual se percibe culturalmente a los muertos andantes estaba en transición. Por esto no es sorpresa que Keiji Inafune, ex-líder en Capcom, quisiera darles un último hurra, en lo que terminó siendo Dead Rising, lanzado Xbox 360 en 2006.
Frank West, un fotógrafo independiente, ingresa a una cuarentena militar dentro de un pueblito en Colorado por helicóptero. Tras acordar que lo busque en 72 horas, baja en el centro comercial de la comunidad, solo para encontrarlo infestado de zombis. Con un tiempo limitado para descubrir qué ha pasado, es una carrera contrarreloj para sobrevivir la horda.
Tras muy poco avance en la trama, todo el centro comercial, claramente inspirado en el shopping de la cinta de Gorge Romero, está abierto a explorar. Cada tienda tiene sus propios items, ropa o objetos para agarrar, y estos importan porque en Dead Rising, todo es un arma. Sillas, bancos, juguetes, carritos, platos, maniquíes, si lo puedes agarrar se usa para dar pelea.
Frank tiene además una radio que le da pistas a sobrevivientes para buscar por el shopping, a pesar de que no todos buscan ser salvados. Estos son los psicópatas, jefes en mayoría opcionales que se han vuelto locos debido al horror.
Con ataque especiales, objetos únicos y cada uno con su propio tema musical son de los más recordados aspectos de la experiencia.
Completar misiones, matar zombis , sacar fotografías y algunos secretos otorgan puntos de experiencia, maximizando a nivel 50. Cada nivel añade más vida, da ataques especiales o mejora a Frank de alguna manera, como velocidad o manejo de objetos. El juego es desafiante, pero es posible reiniciar con el nivel intacto para tener una considerable ventaja.
Pero no todo es tan lindo como aparenta. La inteligencia artificial de los sobrevivientes es infamemente horrible, y varios aspectos del combate están hechos para ser brutalmente castigadores a novatos. Uno es recompensado por experimentar y aprender las reglas, pero es igual un camino a recorrer, más aún con el poco tiempo hasta el rescate.
Dead Rising tiene ademas de su modo historia un modo infinito, con el solo objetivo de sobrevivir cuanto se pueda. Este modo y varios desbloqueables sacan jugo a la rejugabilidad, la cual el juego tiene mucho para ofrecer.
Pocos títulos de “nueva generación” son tan recordados con tanto cariño, y a pesar de que la cantidad de media con zombis es casi agotadora, Dead Rising es bastante especial. Un intermedio entre el humor del clase B y el horror de la visión moderna del genero, siempre siendo un buen desafío y plagado de carisma que aun perdura en los que ruegan que la franquicia retorne.
Además aquí ya existe dentro de su historia el concepto cultural del muerto andante, así que algo original es.
