Excepcional juego arcade con rejugabilidad infinita y simplicidad pura.
Pocas personas saltaron a un pozo. Muchas menos intentan mantenerse flotando al descender el pozo con pistolas en las botas. Y una minúscula cantidad compran sushi en este pozo.
Downwell es una idea que de entrada, es mejor olvidarse de cualquier idea sobre realismo o sensibilidad lógica. El título independiente de Ojiro “Moppin” Fumoto es un arcade como Dios manda, pantalla vertical y todo.
Poniéndonos en esta peculiar situación, se desciende en un pozo creado orgánicamente, tocando una vez para disparar. Diferentes bichos y criaturas posan como peligro natural, y a medida que desciende el mismo pozo es peligroso, llenándose de púas, trampas y hasta agua. Las cuatro zonas tienen tres niveles, con diversos enemigos y cada vez menos espacio para no tomar riesgos. Finalizado el limbo, se llega a un jefe final, el cual demanda la mayor habilidad para derrotarlo.
A medida que se avanza, hay diferentes oportunidades para mejorar al protagonista, como nuevas habilidades y más energía, o hacer combos para obtener más gemas. Estas se usan para comprar comida y más energía, y obtenerlas además desbloquea nuevos estilos de juego y paletas de colores. Sin embargo solo se obtienen al morir, alentando volver a jugar y volver a jugar para mejorar las habilidades un poco mas.
La vida solo se recupera con nodos (los cuales cambian la bala de las botas), comprando comida o una mejora al azar. Cuatro golpes por defecto, y la partida se termina. Si la barra está llena, nutrirse cuatro veces añade un poco extra. Como el resto del juego, es un sistema simple, pero super entendible que añade accesibilidad. Su truco final es darle a la acción una velocidad ridícula e crear continuas rutas impredecibles, marcando un desafío en escala con infinita rejugabilidad.
Es realmente difícil pensar en un defecto en Downwell. Disponible tanto en Nintendo Switch, celulares, PC y PlayStation a un precio modesto, es imposible no tenerlo disponible. Un perfecto pequeño titulo para ver las horas desaparecer como por arte de magia.
