DUSK – Sangre Hereje

Shooter que balancea magistralmente pagar respetos a sus influencias, y ser su propia obra única.

Según cuenta David Szymanski, la razón por la cual ama tanto a los juegos de los noventa es por que eran lo único que podía jugar en su vieja computadora. Combina esa pasión con talento puro, y tenemos a DUSK, un ejemplar juego en el género.

En DUSK, un caza tesoros en Pennsylvania se aventura dentro de una cuarentena para robar oro a un culto siniestro. Cosa más fácil dicha que hecha.  

Con presencia militar cada vez más fuerte, y apariciones de criaturas fuera de la compresión adimensional, queda solo una opción aparente : dispararles a todos.

Es prácticamente imposible ver la pantalla y no pensar que es un juego viejo. Incluso si se quiere, hay decenas de opciones para “pixelar” la imagen (como yo hice) para hacerlo ver mas viejo aun. Este estilo de pocos polígonos pero mucha textura es solo uno de los cientos de aspectos que DUSK toma de sus inspiraciones, con sonido, diseño de niveles y escalamiento de enemigos siendo algunos ejemplos similares.

Otro ejemplo de estas influencias es el progreso de las armas. Pistolas y escopetas (que se pueden usar de a dos), una recortada, fusil de asalto y lanzagranadas.
Después añade un rifle, una ballesta y su interpretación de un lanzacohetes, que dispara a toda velocidad remaches explosivos. Lo estándar, sumado a un par de hoces y una espada en la tercera parte de la campaña.

Es aquí donde DUSK eleva, por que cada una tiene un “toque” para avanzar de un mero homenaje. Cosas como que la ballesta atraviesa enemigos, o que atacar con la hoz devuelve proyectiles enemigos para no gastar munición.

Otro ejemplo sería los diversos poderes temporales que se obtienen, como cámara lenta, los cuales vienen de sensibilidades modernas.
Sino fíjese el tamaño de los niveles, efectos del entorno y juego de luces que probablemente en 1998 habrían destruido cualquier ordenador.
O quizá que uno puede literalmente acabar todo el juego sin matar a nada o nunca buscar las llaves de colores.

El punto es que DUSK paga mucho respeto a los clásicos que le inspiraron, pero no se reniega a quedarse tanto en el pasado.
Por que tenga niveles “normales”, no va a resistirse a hacer un nivel que destruya expectativas para demostrar que estamos en un territorio prohibido.

Además, que el protagonista sea un tipo duro que salta por todos lados no evita que los momentos inclinados a el terror pierdan eficacia. Parte de eso se debe al excelente sonido y atmósfera, consiguiendo que a pesar de que uno pueda sentirse en un minuto como un exterminador, pueda en otro realmente estar tenso e incómodo.

Y no sería un digno shooter sin una buena banda sonora, por lo que el compositor, Andrew Hulshult, trajo dos horas de puro rock/metal industrial de calidad. 

DUSK estuvo en acceso anticipado un tiempo, resultando con la ayuda de su comunidad uno de los mejores juegos independientes de la década. Para veteranos es una gran carta de amor, para curiosos un juego tanto divertido como radicalmente único.

Con una campaña larga, un multijugador simple, y soporte para modificaciones, hay poco que criticar de lo que probablemente es uno de los mejores recientes en el género.

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