Full Throttle Remastered – Puro gas

Excelente pintura a un relativamente olvidado juego de aventuras con motoqueros y motosierras.

Generalmente, cuando se piensa en Lucasarts la imagen instantánea se enfoca en Monkey Island, Grim Fandango, o ocasionalmente Day of the Tentacle. Irónicamente, estos fueron en general desastres comerciales, mientras que títulos como Freddi Fish o Pajama Sam hacían récords de ventas.

Pensando que podía ser por la carente producción, se decidió aportar diez veces el presupuesto usual y Lucasarts saco Full Throthle para reclamar su porción de torta.

Este ambicioso proyecto se enfoca en ser una película de acción, con rompecabezas relativamente simples y muchas más cinemáticas. Y al final, valió el esfuerzo y radical cambio de tono, ya que vendió un millón de copias. Hoy, una versión remasterizada con mejores gráficos, audio y jugabilidad esta disponible en formato digital.

Animaciones, uso de FMV, y música de licencia presentan un mundo donde solo queda una sola manufacturera de motocicletas, en jaque corporativo por el asesinato de su dueño- el cual el protagonista es acusado.

Ben, líder de una panda de motociclistas, sabe que sin un digno heredero, el destino de su cultura tiene una muerte asegurada. Solo una carretera lo separa de evitar un desastre a el y su banda, a medida que se aproxima la destrucción de la compañía y esta perseguido por la ley.

Como todo juego de aventuras, se exploran diferentes áreas de un mapa, se coleccionan objetos para usar y habla a personajes extraños para progresar o obtener pistas. Sin embargo, las intenciones de ser más cinemático se notan desde el vamos, con unos rompecabezas muy sencillos y lo simple que es la interfaz. Literalmente solo se puede usar algo, hablar, mirar y patear. Si, se puede patear autos, mesas, cajas, o personas con cuchillos.

A pesar de irradiar una actitud de tipo duro, el guion tiene un tinte de ironía al respecto, teniendo motociclistas rudos hablando como chicos de primario. El sentido del humor clásico de Lucasarts restriega toda la experiencia, ayudado con la actuación de voz de todo el elenco. Roy Conrad es prácticamente oro puro en cada dialogo, y Mark Hamill, de fama por dar voz al guasón, se roba cada escena.

Hay algunas secuencias de “combate” en la bicicleta, pero es realmente lo peor del juego, meros clics para poder golpear con el objeto correcto a un enemigo simple. Parte de un ensayo y error y nunca adapta más que eso.

Se le puede criticar la duración también, comparado a el catálogo de la empresa, es una experiencia bastante corta. Para compensar, el juego no solo lucía espectacular para la época, pero tenía una banda sonora excelente. No solo Peter McConnell compone, el título tiene varias canciones de Gone Jackals para contribuir a la atmósfera y tono.

Todo enmarca para crear una genial si bien limitada aventura grafica, con el guiño innegable de carisma típico de la era. Perdonar su simplicidad comparado a la competencia otorga una buena historia que de principio a fin se disfruta con poco remordimiento. Aparte, realmente esta muy buena la música.

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