Carismático homenaje al cine noir con un giro de humor y tecnología.
Los detectives privados tienen el mejor trabajo gris. En historias de ciudades que nunca duermen, estos personajes resultan perfectos para tramas de espionaje, asesinatos o villanos de la calle. Las mismas hoy se reconocen como punto de partida de grandes tramas y diversos géneros de todo tipo.
Para Gunpoint, un juego de sigilo y rompecabezas de Tom Francis, noir es un estilo que da el toque único a la obra, en atmosfera mas que en tono.
Conway, un total caballero, toma trabajos de diversos clientes, como recuperar documentos, limpiar evidencia o espionaje corporativo. Cada personaje tiene varias líneas, formas de expresarse, y maneras de irritar al protagonista. El diálogo es escaso, pero expresa suficiente carisma para dejar una larga impresión.
Pero la trama es casi un adorno, el real jugo de Gunpoint es su intuitivo y experimental diseño de niveles, y la cantidad de opciones que ofrece para ser creativo. Casa trabajo es un edificio visto en 2D, el cual permite planear una estrategia de ataque. Gracias a un generoso autoguardado, y un sistema de puntaje variado, se alienta experimentar y rejugar niveles hasta perfeccionismo.
Además de poder trepar paredes, saltar a techos y pegar piñas a guardias, el dinero que se gana permite comprar mejoras para siguientes misiones. Estas mejoras se enfocan generalmente en crosslink, el haz de Conway.
Con una tecla, se cambia el escenario a una versión rayos-X del entorno, permitiendo reconfigurar el nivel. Haciendo click en un item, se puede reconfigurar como guste para manipular el entorno a tu favor.
Prende una luz para abrir una puerta. Electrocuta un guardia con un enchufe cuando activan una alarma. Pega un portazo con la puerta automática si te disparan. Si caminas en un sensor de metales, se abre una trampa que los hace caer al vacío.
Las posibilidades se limitan a la imaginación del jugador, y cada nivel se puede completar sin ser visto, ni dejando almas heridas si se tiene paciencia y presta atención.
Si algo le da un moño final a la experiencia, es su excelente banda sonora. Compuesta por Ryan Ike, John Robert Matz y Francisco Cerda, es un cliché sin vergüenza de bajos, batería leve y piano relajado para poner la cabeza a pensar en metáforas. ¡Además, en modo crosslink se convierte en 32-bit!
Con un editor de niveles disponible, fuera de la campaña (ya muy rejugable) hay un sinfín de contenido para disfrutar. De todos los juegos, en todos géneros, en todo el medio, Gunpoint es una pequeña joya.