Secuela que mastica más de lo que debería, con muchos defectos, logros y una musica insuperable.
Prácticamente de la noche a la mañana, el estudio de dos tipos en Suecia se catapultaron a una fama tóxica e inesperada.
Dennaton Games creó el primer Hotline Miami con una extraña mezcla de amor y sátira, que de alguna forma funcionó y conquistó al mundo. Es un viaje en cocaína, una celebración de la violencia en el videojuego, y un himno al género retro y synthwave.
Al mismo tiempo, tenía un lado más oscuro y subversivo, preguntando que clase de psicópata le divertiría un juego así.
Ya sea el adictivo juego en sí, la historia detrás de escena o la música, el juego fue un éxito rotundo, y todos querían más. Pero Dennaton sentía que no era lo correcto o lo adecuado, y en un giro que les costaría mucho, fueron a una dirección nueva.
Wrong Number comienza en 1991, con varios flashbacks hacia atrás y siguiendo un ritmo casi digno de Tarantino, con muchos personajes cruzando caminos y varias perspectivas. Los eventos del primer juego dan a diversos protagonistas una razón para estar ahí afuera matando decenas de personas.
Evitaremos spoilers, por lo que solo mencionaremos unos en particular.
El catálogo incluye personas como los Fans, adolescentes que buscan recrear las atrocidades del primer título, o Evan, un reportero que busca investigar sobre estos. Sino esta Pardo, que está en medio de una investigación criminal mientras aniquila mafiosos por fama. Sea como sea, por alguna razón que otra, van a diferentes lugares y no dejan un rincón sin masacrar.
Estos y muchos más son el primer punto de contención para la gran mayoría. En general se van las clásicas máscaras, ahora cada personaje es un sistema jugable único. Por ejemplo, Pardo puede apuntar y usar armas de formas más flexibles, pero Evan intenta al menos, ser pacifista y desarmar contrincantes.
Bueno a menos que le de una rotunda paliza a dos matones, momento que es capaz de usar acción letal sin remordimiento.
A pesar de darles variedad y un tono fresco al ir cambiando tanto de personajes, crea una fuerte inconsistencia entre ellos, aparte de hacer que cada uno esté poco en pantalla. A la larga es posible ver atrás y apreciar la realmente buena trama con mucho que decir, pero en el momento, difícil.
De ahí es una buena idea mencionar el peor aspecto de esta secuela, que claramente quería hacer todo mayor- los niveles. Varios son enormes, con intención clara de ser difíciles contra la primera corrida, plagados de momentos injustos y espacios demasiado abiertos.
Hay un haz bajo la manga igual para mantener el enfoque y asegurar la victoria, y es la banda sonora. De principio a fin, una selección magnífica que mantiene la convicción de seguir intentando ese nivel difícil.
Un editor de niveles lleno de contenido extra la de horas extra para probar sin tocar el horrendo “modo difícil” . Pero para cuando se termina Wrong Number, es dudoso querer más de este sufrimiento, y casi como en sintonía con sus temáticas, quizá es el punto.
