La completamente loca aventura de Grasshopper Manufacture que deja a David Lynch como un amateur.
Corre 1994, y un pequeño juego de lucha, Super Fire Prowrestling Special, sale a la NES. En su modo historia, peleas en el ring contra decenas de luchadores, consiguiendo al final de la trama la victoria total del torneo. El protagonista celebra, va a su casa, y se suicida.
Decir que fue un poco impactante es dejarme corto. Si impresionar es lo que su escritor de escenario, Gochi Suda (apodado Suda51), quería, pues le salió de maravilla. En 2005 lanzó al mundo killer7, la obra que marcaría su lugar en la industria como un diseñador y guionista… muy, muy poco convencional.
Lanzado en Gamecube y Playstation 2 (con un excelente y casi completamente preferible version en PC), trata de el conflicto eterno entre el bien y el mal, desde la perspectiva de un grupo anti terrorista.
Los titulares “Smith” son contratados por la ONU, buscando acabar con la última amenaza global para llegar a la paz total.
O algo así… ¿creo?
Lo que empieza como un simple trabajito de unos cuasi mercenarios contra entes demoníacas termina cayendo rápido en un espiral sin control. La trama abarca cosas como individualismo, el impacto de la política global, la espiritualidad, el rol de uno en todo. Incluso siendo tan general me queda corto. Casi todo el guión y las escenas están plagadas de simbolismo, metáforas, escenarios que buscan representar una idea.
Sumando el estilo visual y la banda sonora tétrica, una gran parte de lo que hace grande a esta joya es lo memorable y confusa que es. Casi solo por esto vale la pena experimentarlo, por que como juego es algo básico, incluso si un tanto interesante.
Jugablemente, killer7 es un shooter lineal con rompecabezas. Avanzando por los escenarios, se deben escuchar los demonios y en modo “apuntar” escanear el foco de vista para detectarlos y eliminarlos. Cada uno de los siete personajes jugables posee diferentes atributos para lidiar con los monstruos y habilidades únicas. Todas son necesarias para progresar en el nivel (por ejemplo solo uno de ellos puede abrir candados). Otros puzzles involucran pistas del escenario, lógica o meramente observar acertijos.
Con el avance por los terrenos, nuevos enemigos son añadidos, algunos con formas únicas de atacar y varios que solo aparecen en una sola zona. El combate en base sigue simple y al punto, pero varía lo suficiente para mantener interés mientras uno se abalanza a esta fumada post-punk.
Terminando de leer todo esto, puede resultar que killer7 no es más que un sueño ácido con presupuesto. No es para todo el mundo pero si es un clásico de culto recordando con cariño no por ser directamente “divertido” o “bueno”, pero por que hasta hoy nada se le compara. Si quieres saber por que, pues solo hay una forma de descubrirlo.