RPG por turnos situado en “el mundo real” que termina siendo más que un chiste en sí mismo.
Cambiar es difícil, empezar de cero da miedo. Un sentimiento compartido por muchos, tanto en la vida profesional como personal. Para SEGA, la franquicia Yakuza por fin estaba ganando popularidad en el oeste, consiguiendo de a poco un seguimiento fresco.
Pero aun así, sabiendo que era hora de algo fresco , se tiraron ideas para pensar cómo seguir la serie. Y entonces sacaron un video-broma donde el siguiente juego pasó de un beat-em-up arcade a un JRPG por turnos.
La respuesta fue lo suficiente positiva para alentar la nueva dirección de Like A Dragon, un nuevo inicio en el mayor de los sentidos.
Sirviendo como punto de entrada para novatos y mas para fans viejos, Like A Dragon trata de marcar un nuevo camino, evitando gran parte de su duración tener enlaces a los otros títulos. No solo alienta a que los curiosos muerdan el anzuelo, sirve como excelente método para introducirnos a una nueva historia y el inicio de una leyenda.
Ichiban Kasuga es un simple pero fiel servidor de la familia Arakawa, sirviendo a un patriarca el cual admira y respeta hasta las últimas. Tras un confuso episodio, un miembro alto asesina a la persona equivocada, y Ichi se ofrece a servir 18 años en prisión por el.
Y ni bien sale del aujero, es expulsado, malherido y tirado a la basura en una ciudad desconocida. Con solo un vagabundo amigable y un detective que perdió su trabajo, comienza la historia de su camino a la gloria y recuperar su lugar en el mundo. Un mundo que esta cambiando y el cual Ichi busca encontrarle un significado.
Desde el inicio el humor “de la situación” es un aspecto fuerte del guión, con la clara ironía de que a diferencia de muchos JRPG’s, los miembros del party no son unos adolescentes o guerreros entrenados. Estamos con unos adultos típicos y corrientes, con bastante actitud al menos y una amistad muy sincera entre ellos.
El combate por turnos se desarrolla con Kasuga imaginando la situación en su cabeza, él siendo un obsesivo de los juegos Dragon Quest, alucinando que un simple matón con una navaja es un guerrero samurai por ejemplo.
Los aliados que se van uniendo a su misión comparten esta ridiculez, con sus clases estirándose al ridículo.
Por ejemplo la clase Chef arroja platos para hacer daño, la Diva canta POP para sanar como si fuera magia y Vagabundo usa palomas como ataque de zona.
Esta comedia visual y absoluta ridiculez mantiene lo que de otra forma sería un juego de turnos más, con el defecto de ser algo repetitivo.
Si se retira la jugabilidad de la conversación, el juego sigue siendo un Yakuza como se esperaría, con varios minijuegos, coleccionables y contenido opcional. El más desarrollado involucra crear una empresa y manejarla para ser el mayor de todo Japón, desbloqueando un nuevo miembro al equipo al finalizarlo.
Con una nueva secuela ya anunciada en producción, no hay probablemente mejor momento para saltar adentro.
Ademas cuenta con una banda sonora que parece salida de una Famicon del diablo.