Mad Max – Guerrero de la ruta

La adaptación perfecta de la franquicia acción post-apocalíptica más influyente del siglo.

Si Clint Eastwood es la cara del western, Mel Gibson es el rostro del antihéroe en un mundo insano.
Las películas Mad Max de George Miller son hasta hoy de las mejores del cine, y aun mantienen una influencia importante en el género apocalíptico.

Explosiones, autos a toda velocidad, degenerados y acción incesante en el desierto marcan las cintas que terminarían siendo una importante fuente de inspiraciones por los años, desde otras películas a comics o varios videojuegos. Notablemente, cuando llegó la hora de hacer una adaptación de la saga, le tocó a Avalanche Studios, conocidos por su franquicia de acción Just Cause.

Situado como una trama independiente, se controla al titular Max, que pierde su auto tras un ataque como de costumbre. Aliado a  Chum Bucket, un ejemplar mecánico, se propone a construir el mejor auto posible, el “Magnum Opus” y buscar revancha. 

Mad Max igual no le importa mucho hacer una historia fuerte. La intención de los desarrolladores era recrear la “sensación” caótica del universo y largar al jugador a explorarlo libremente y conquistarlo. 

Peca de tener todos los tropos esperables, como torres para revelar el mapa, un millón de coleccionables y peleas cuerpo a cuerpo muy sencillas. La repetición es inevitable, pero en la simpleza hay una extraña honestidad.

La única intención es al final hacer al jugador sentir que encarna la leyenda de Max, y el modelo de mundo abierto encaja perfectamente. Además de que es una combinación perfecta de temática y estilo de juego, ayuda que el entorno es visualmente precioso y no tiene vergüenza de hacer una explosión la cosa más épica imaginable.

Esta conquista tiene dos formas de interacción, exploración y combate a pie y conduciendo.
A pie se recolecta metal para mejorar el auto o a Max en sí, explora localidades, y se dan palizas a quien sea que moleste. Armado con una escopeta, un sistema de combos fácil de manejar de un modo “furia”, sobrevivir un encuentro contra las facciones es posible, pero cada vez más duro.

En el auto hay una amplia personalización y muchas mejoras para no solo manejar sino tener defensas y opciones de ataque al enfrentarse en la ruta.
Aparte de pegar golpes manejando, Chum Bucket puede lanzar explosivos o un gancho para ayudarnos contra autos enemigos, y si todo falla está la escopeta. Además disponemos un rifle para eliminar a distancia algunos refuerzos de los campamentos.

Dichos campamentos mantienen refuerzos, así que meterse a sacarlos de encima reduce considerablemente los enemigos en cada zona del gigante mapa. Hay además varias localidades que solo están para conseguir agua o gasolina y materiales para retornar a campamentos aliados.

Lo que hay al final es un juego donde constantemente hay algo para hacer, y que seguir explorando es recompensado siempre. Y si uno se aburre puede ir a tirar tanques explosivos en una guarida enemiga.

Realmente no hay mucho que decir malo de Mad Max que no sea su simplicidad y repetición. Es solo un juego de acción divertido. Uno sumamente mejor si es fan de las películas, pero divertido y lleno de cosas para hacer en fin.

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