Max Payne 3 – Seguir con la vida

Polémico final a la carrera del detective Payne, que reluce a pesar de su lugar en el legado.

Rockstar Games está ahora en una posición vergonzosa para el público. Tras la gigantesca controversia del pesimo remaster a los Grand Theft Auto clásicos, el estudio no se encuentra en su mejor momento. Realisticamente, pocas veces lo estuvo, saltando de controversia a controversia, con sus juegos siempre atrayendo un poco de ira de los medios y reaccionarios.
Pero esta es notablemente la segunda vez que el repudio vino de sus seguidores. La primera fue Max Payne 3, una secuela que llegó tras años de trabajo extremo y muchos atrasos.

Tras nueve años después de la trágica conclusión del segundo juego, Max no logró salir de su aujero. Tras perder a su familia y amante, básicamente no le queda nada para vivir. Una oportunidad de empezar de nuevo le llega a Sao Paulo, haciendo de guardaespaldas a una familia rica. Rápidamente las cosas se salen de control, y el detective queda en medio de una gigante conspiración sociopolítica, perdido y con toda una ciudad en su camino.

De entrada, esta historia recibió muchas críticas y opiniones diversas. No solo por que se corta el pelo a mitad de la campaña, la historia y guión es mucho más simple comparado a lo que vino antes. Y sumado a la falta de varios elementos reconocidos de la saga, sale difícil defender muchos elementos de este nuevo enfoque.
Sin embargo, no quita que las soluciones al conflicto no cambian, a pesar de que no es tan fácil ya.

Max cambió. Hace unos años, moverse de forma ágil y acribillar a quien se atreva a enfrentarlo no sería un problema. Ahora el enfoque al realismo del nuevo desarrollador afecta cada uno de sus movimientos, haciendo de un salto una movida desesperada y el peso de su cuerpo un factor en el combate. Max se siente muy frágil, con su icónica cámara lenta siendo más que nunca la única cosa que parece mantenerlo con vida.

A su realismo se suma el límite de armas, que sólo le deja llevar dos pistolas y un rifle por ejemplo. Esto está llevado a un gran nivel de atención al detalle, con impresionantes físicas y reacciones a los disparos. Cada enfrentamiento logra ser increíblemente visceral, tenso y profundamente impactante, con una mezcla del sonido y violencia complementando cada acción.

La presentación consigue levantar mucho el juego, y logra en parte hacer más perdonable muchos de los fallos o ideas cuestionables de la entrega. Usando filtros y efectos de video, se conecta de forma directa con el deterioro de Max por años de alcohol y pastillas, contribuyendo a su narración en retrospectiva. La misma narración que James Mccaffrey una vez domina completamente, haciendo oro del material junto con su captura de movimiento.

El otro aspecto que resalta los eventos es la banda sonora de HEALTH, la cual combina a la perfección con la acción y drama en pantalla.

Un modo multijugador está en el paquete, pero es bastante tosco debido a sus imbalances y comunidad semi-muerta y hostil. Lo más interesante para el factor rejugable es el modo desafíos y arcade, que dan nuevas formas de jugar la campaña enfocándose en puntajes o correr contra el tiempo.

Al final, uno se puede quedar con la historia y dejarlo ahi. Por tantos problemas que puede tener, sigue siendo un juego con mucho empeño, y mucho amor al personaje, incluso si no parece a simple vista.

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