Brutal beat ‘em up en un día ordinario paseando por la antigua Unión Soviética.
Le Cartel es un equipo en Francia que claramente se crio insultando y gastando creditos en las máquinas de Final Fight, Simpsons Arcade y Captain Commando, entre otras. El género de beat ‘em up (en otras palabras, golpear a todo lo que tenga una pantalla) es un pilar de la era arcade y las primeras generaciones de consola, con influencia hasta hoy.
Poca o nada trama, buena música, excelente arte, una dificultad absolutamente despiadada y otorgando derechos para fanfarronear. Todo esto está en el precioso y violentamente gratuito homenaje que Le Cartel pone en la mesa (descontando la cantidad de créditos desperdiciados).
En una Rusia al borde de una guerra civil, cuatro vagabundos son secuestrados para un experimento que usa drogas para potenciar soldados. Escapando y buscando venganza, deben pelear a la cima para acabar con los que les han dado una mala tarde. La historia es prácticamente nula, y el juego sabe que solo debe poner poco contexto para provocar ganas de dar una paliza a decenas de matones. Y por suerte lo hace de forma elegante, si por elegante nos referimos a arrancar una espina dorsal a golpes.
Se controlan cuatro luchadores distintos, con diferentes atributos como fuerza, salud total y agilidad, pero todos compartiendo el mismo control básico. Puñetazo, patada, agarre, arroje y ataque especial. Es un beat ‘em up, no hay mucha ciencia aquí. El diseño de escenarios, los jefes finales de un nivel, diversos enemigos y la música es por lo que estamos jugando esta cosa.
La mecánica que define el juego en temática como también jugabilidad es la jeringa. Pasando por los niveles, tanto cadáveres como enemigos enfrentados pueden tener el jugo experimental que mencione antes. Extrayéndolo, uno puede clavarse la aguja para recuperar salud, revivir a un camarada caído, o darse un golpe de adrenalina donde corres más rápido y pegas el doble de fuerte. Se debe evitar volarles la cabeza ya que sino esta escaso recurso puede faltar en un momento necesario, forzando ser agresivo pero no descuidado.
Está la posibilidad de jugar como lobo solitario, pero es más que recomendable conseguir dos o tres amigos para afrontar la experiencia. Mother Russia Bleeds no bromea o corta el pasto, es un juego que es brutalmente difícil, y no duda en castigar a un jugador pobre.
Además de lucir espectacular gracias a excelente pixel art y efectos en pantalla, la potente banda sonora de Fixions complementa la campaña. Sintetizadores bruscos, batería seca y teclas desalineadas, esto es música para generar adrenalina y pura violencia.
La gran falla del juego es que no tiene un online integrado para multijugador. Si uno quiere realizar disfrutar la campaña o el modo arena con amigos, toca jugar localmente en persona.
Algo difícil en los momentos de ahora, ¿no?
Quizá una desventaja desafortunada de un mal tiempo, porque Mother Russia Bleeds es uno de esos pocos que son completamente recomendables para una tarde a la antigua con los muchachos.
