Mitad remake, mitad remaster, si el titulo ridiculo no lo hizo obvio.
Desde hace rato el formato de “historia padre e niño” parecen ser el tropo más típico en los guiones. Inclusive en lugares donde apenas tienen sentido, son un recurso fácil para generar empatía y enganchar desde el minuto uno. Hasta poco aun sigue siendo un tropo popular, como en el aclamado soft-reboot de God of War. Pero antes de The Last of Us y después de la película The Road, salió a la venta Nier en 2010.
Nier trataba de un padre con pocos amigos, desesperado por encontrar una cura contra una enfermedad mortal que amenazaba a su única hija. En este mundo post-apocalíptico invadido por extrañas criaturas, sus únicos aliados eran Emil, un niño convertido en un arma letal, Wiess, el libro mágico cascarrabias, y Kaine, una mujer con la boca más sucia que se ha visto.
Este elenco extraño que parecía hecho en un mal chiste aun terminó conquistando el corazón de los pocos que siquiera jugaron Nier.
Pero si vivías en el oeste, ese Nier era la versión Gestalt- debido a miedo que el protagonista adolecente en Japón no convenciera al público, se decidió reemplazar el personaje al traducirlo en inglés.
Más de una década después, este extraño remaster-remake busca no solo introducir la perspectiva de un hermano a el resto del mundo, sino añadir más a la experiencia existente.
Una vez se controla a este pobre diablo y su grupo excéntrico, el cual se unen más por circunstancia. Con el transcurso de la trama, la amistad y vínculo entre ellos se desarrolla y solidifica, a medida que enfrentan un mundo hostil, extrañas comunidades y sátiras a los JRPG clásicos. Es difícil no notar cosas como las referencias a Ocarina of Time, tomás de pelo a las misiones y tropos de Final Fantasy. Igual no quita que como historia, es una muy personal, que llega a lugares muy intimos y emocionales cuando corren los creditos.
Más que un RPG, es un juego de acción competente, con las habilidades mágicas de Weiss dando un poco extra de variedad a un extenso arsenal de lanzas y espadas. No llega a ser algo espectacular, pero funciona y mantiene un desafío estable a medida que se progresa y las sombras comienzan a ser cada vez más numerosas.
Donde realmente se siente la edad del juego es su estructura y diseño general, con unos niveles largos, misiones de recolección y frustrante repetición. El ejemplo perfecto es que tiene un minijuego de pesca, y un solo personaje ofrece seis misiones que involucran pescar.
Sin embargo, un juego nunca recibe el título de clásico de culto por nada, y Nier es un ejemplo perfecto de ello. Fuera de su extraordinario guión, hay una respetable variedad en escenarios y uso de cámaras, con el intento de mantenerse siempre un poco fresco. Además, el elenco entero da un rotundo diez en las voces, con Laura Bailey y Liam O’ Brien robando el show con su dinámica sarcástica.
Es ademas imposible hablar de este juego sin mencionar la musica, remixada un poco más leve de lo que debería, pero aun espectacular.
Un título con sus problemas perdonables, con mucho para apreciar, que solo se hizo mejor con la retrospectiva. Un ejemplo perfecto de cómo el tiempo hace relucir una obra pese a los fallos.
