Dos teclas son suficientes para crear un espectáculo visceral en un simple pero adictivo brawler de kung fu.
Silver Dollar Games tuvo sus orígenes en simples juegos para Xbox Live Arcade, conceptos simples y baratos que no tuvieron una recepción muy favorable. Pero todo cambió con One Finger Death Punch.
Al principio no da mucha impresión de ser un título de calidad. El arte tiene apariencia pobre, y la música es bastante mediocre. Todo el menú parece salido de un juego para celulares.
Y ahí empiezas el primer nivel.
El juego se controla con solo dos botones. Izquierda y derecha para pegar al lado donde venga un enemigo. Si está al alcance, hay un hit, sino, por una milésima estás expuesto a un ataque. Este simple concepto se expande a enemigos que esquivan, combos multi-direccionales o desafíos como golpear al mismo matón más de una vez.
Una idea directa sin presumir, y ejecutada de forma modesta. Y aun así, en la decena de niveles disponibles, este básico título se convierte en un combate épico tan eficiente que uno se olvida lo simple que era la descripción.
Claramente homenajeando al cine asiático (voces estereotipo incluidas), se pueden utilizar diferentes armas como espadas o lanzas en los combos, y algunos ataques crean poses dignas de una película. La gran mayoría de los niveles son simples hordas que se deben manejar, alternando golpes para manejar decenas de enemigos que corren hacia el protagonista.
Otros niveles tienen un giro, como que te den una espada láser o tener que destruir el escenario en un tiempo limitado con la pelea. Sea cual sea, una dificultad adaptativa los mantiene balanceados, frescos y nunca injustos. Masacrar las teclas no te hará ganar, y las reglas son claras para hacer cada derrota tu propia culpa.
Algunos niveles están solo para desbloquear una habilidad, las cuales tras golpear cierto número de enemigos, activan una ayuda en medio de la pelea. Solo tres se pueden seleccionar al mismo tiempo, así que fijarse en que es más eficaz personalmente vale la pena.
Finalmente, escenarios “jefe” nos ponen contra un enemigo que alterna sus ataques, obligando a prestar el doble de atención para evitar quedar mal parados.
Todos los niveles otorgan dos tipos de medallas, por eficacia de golpes sin errores, y nunca ser herido. Con un mapa repleto de escenarios, las horas posibles están por los aires, más considerando que la fórmula es perfecta para “una rápida”.
Generalmente uno podría criticar la pobre producción mencionada, pero considerando lo barato que es el juego y la cantidad de diversión rápida que ofrece, es mucho más perdonable.
Si con sonido y audio tan modestos puede hacer un puñetazo sonar brutal, algo bien está haciendo.
