PREY – Todo estará bien

Una carta de amor a System Shock por parte de Arkane Studios

Un “Simulador Inmersivo” es un término para filosofía de diseño en donde el mundo interactivo reacciona orgánicamente como el jugador espera. Popularizado por Warren Spector de Looking Glass, el “género” tiene una larga historia haciendo influencia en múltiples títulos. Pero ningún estudio mantiene esta filosofía tan viva como Arkane Studios, con PREY siendo su homenaje al clásico System Shock 2.

En una historia alternativa donde EEUU y Rusia unen fuerzas para la exploración espacial, un científico llamado Morgan Yu despierta en medio de una catástrofe. La estación espacial Talos I está en cuarentena, hay caos por doquier, no sabe qué ha ocurrido, y extrañas criaturas le están dando caza. Morgan por suerte  no está solo mucho tiempo, y con January, un robot de asistencia, tratarán de sobrevivir. Tras este punto descubrir que pasó en este laboratorio y como afrontarlo es completamente la elección del jugador

Como eventualmente se explica, la estación experimentaba con Typhones, una raza alienígena, para crear neuro modos. Con estos, se pueden copiar propiedades o alterar neuronas cerebrales, mejorando habilidades humanas y aún más.

Los Typhones sin embargo son sumamente peligrosos y buscan tenerte de almuerzo para reproducirse. No todos son completamente iguales, algunos pueden manipular drones, crear incendios, o aún peor, copiar cualquier elemento del escenario para camuflarse y tomarte una trampa.

Combatiendo la invasión

A nuestra disposición tenemos unas pocas armas de fuego y los mencionados neuro modos, que pasan de darnos agilidad o capacidad de hackear computadoras a imitar los poderes alienígenas. Esto da un enorme potencial de formas de moverse por el escenario y progresar a gusto sin importar qué personaje formamos.

En un inicio, combatir Typhones es lo usual- apunta y dispara. Pero conforme el avance de la trama se vuelven cada vez mas agresivos y difíciles de superar, por lo que toca ponerse creativo, evadirlos o mejorar nuestro equipo. No hay que confiarse mucho con los neuro modos, por que la seguridad robótica de la estación te tomara como un alienígena mas y eventualmente como amenaza. Debido a esto es mas que recomendable buscar alternativas para proseguir, y por suerte acá no nos fallan las formas de hacerlo.

Si hay una puerta bloqueada podemos levantar el obstáculo, romper una ventana, hackear otra puerta y mucho más. Sumado al incentivo de explorar para encontrar pasajes nuevos que nos dan más accesos a la estación, el juego tienta a todo rato a desviarse de la ruta a buscar otras alternativas para mantenerse provisto.

Tan solo hace falta ver cómo trata algo como reciclar. Con una granada o una máquina estática, se puede reciclar cualquier cosa que se encuentre para crear herramientas útiles. La cantidad de opciones para afrontar todo desafío y necesidad se acerca a lo excesivo.

O fíjate en la GLOO, un lanzador de espuma solida que nos permite movernos por el escenario con pasos improvisados, congelar enemigos o apagar fuegos.

El diseño de todo el escenario que se habita es realmente el punto donde se nota el empeño. Cada empleado se tiene en cuenta, todo el lugar está planificado e documentado y perderse descubriendo este mundo es una aventura en sí. Solo falta el impecable sonido y la sutil banda sonora para complementar todo.

PREY tiene mucha rejugabilidad con varias formas de afrontarlo y múltiples finales. Sumando la expansión Mooncrash que pasa el juego lineal a un rogue-lite, acá se ofrece mucho al paciente y curioso.

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