Viajes al subconsciente en una secuela que supera todas las expectativas.
El primer Psychonauts es el clásico ejemplo de un juego de culto, aclamación crítica y ventas tan bajas que hundió al editor. Y dieciséis años después, tras una campaña de crowdfunding y cinco años en desarrollo, llegó una secuela directa.
Razputin Aquato, niño con poderes mentales, es finalmente aceptado como interno en la agencia internacional de espías, donde será entrenado para unirse formalmente. Naturalmente, no sale nada bien, y una vez más, Raz se aventura en subconscientes de otros personajes para ayudarles a resolver sus problemas y lograr unirlos a derrotar un maléfica villana.
La estructura sigue la fórmula del juego original, con un mundo central para explorar plagado de secretos, y los diversos cerebros a explorar segregados por objetivos principales.
En dos ocasiones nos dan la libertad de explorar en él la forma que queramos, sin necesitar correr contratiempo. Además de las instalaciones, cerca está un bosque abandonado, plagado de coleccionables y pequeñas actividades secundarias.
Una vez más, el enfoque son los niveles dentro de diversos personajes de la historia. Todos son una auténtica maravilla de ver y jugar. Exploran su personalidad y problemas de forma madura pero accesible, continuando la temática de empatía con buen sentido del humor.
Raz tiene acceso a todos sus poderes originales, como telekinesis o levitación, con algunos nuevos que se añaden en su avance. Todos tienen múltiples mejoras accesibles al ir subiendo de rango, logrado coleccionando decenas y cientos de fragmentos, cartas tarot y demás en tanto los niveles como las instalaciones abiertas.
Aparte de los coleccionables que vuelven el primer juego, se pueden comprar mejoras en la tienda tanto cosméticas o funcionales, como mejoras a poderes específicos. Se habrían apreciado más ranuras o separarlas ya que algunos solo sirven para ser visual y carecen de utilidad en varios escenarios.
Irónicamente, esto último es su único defecto, y es algo tan menor que resulta una pequeña molestia y no un fallo. En lo que respecta a ser un juego de plataformas, es competente, divertido y con muchísima creatividad. En lo que vale su reputación y ser secuela a un amado clásico, cumplió.
