Debatible calidad rodea a una polémica parte de la aclamada saga, con mucho que valorar y mucho a criticar.
Team Silent, el grupo de bichos raros dentro de Konami que dieron luz a la amada Silent Hill, se separó en 2007. Dejaron atrás una legado de tres aclamados juegos que dieron un nuevo giro a su género. Y uno más, que hasta hoy tiene un fuerte amor y rechazo. Siendo Octubre, no hay mejor momento para mirar por cuenta propia esta entrega y decidirse uno solo.
En parte, The Room nunca iba a ser una entrada a la serie, reincorporada durante el desarrollo al canon. Sin embargo, logra ser por ello la más experimental y original, dando un nuevo giro de tuerca a su fórmula. Además de no situarse en el pueblo, nuevos cambios se imponen en la jugabilidad y estructura, muchos en servicio a la jugabilidad y otros a su horror.
La trama concierne a Henry, un don nadie que despierta encerrado en su departamento, con cadenas impidiendo que salga y todas las salidas bloqueadas. Ningún vecino parece escucharle y nadie puede contactarse. Con solo un agujero en el baño como salida de ahí, este túnel le lleva a mundos de pesadillas, donde gente real muere asesinada y se traslada al mundo real.
Henry debe de alguna forma entender qué está pasando, para posiblemente escapar de su encierro, y en lo posible, salvar futuras víctimas.
Jugablemente nos dividimos en dos partes, el departamento de Henry donde puede guardar objetos y sanar, y el mundo de los agujeros, donde el juego normal transcurre. El departamento usa la primera persona, dando un aura íntimo y personal, con el de pesadilla en perspectiva clásica. Esta desconexión mantiene el aura de descontrol y falta de confort característico de la saga, reforzando la atmósfera de pesadilla.
Una buena historia y buen terror podrían llevar adelante la entrega, pero hay una razón por la cual se debate tanto su calidad. La jugabilidad, francamente, es absolutamente pésima.
El sistema de inventario en tiempo real solo atasca un poco el uso de objetos, Henry además se mueve mal durante el combate y ataca con retraso innecesario. No solo eso, muchos de los monstruos son más molestos que intimidantes, y pecan de usar sonidos de biblioteca. Ni hablar de los fantasmas que pueden pasar de aterradores a increíblemente irritantes. Es tosco, poco pulido y bastante molesto de sentarse a jugar.
Los puzzles de costumbre están bien, pero el mayor drama es que la mitad del juego hay que proteger un aliado, y es poco decir que es frustrante.
Una pena que el desarrollo le jugo una mala pasada por que aun hoy se ve genial y tiene un estilo único en su serie. Y además, es a veces realmente aterrador y deprimente como todo buen Silent Hill.
Ni hablar de Akira Yamaoka una vez mas moliendo la banda sonora.
Con una versión disponible hoy en GOG, ver por cuenta propia lo bueno y lo malo de una joya fallida es mas fácil que nunca. Hay mas que buenas ideas en esta entrega, y vale la pena mirar tras los errores.
