Un rompecabezas que tropieza por querer tener una trama pero como juego es una fiesta.
Todos pueden recordar la escena en The Matrix donde Neo esquiva varios tiros en cámara lenta. No solo por lo brillante que es como combinación de efectos especiales, es simplemente imposible de cerrar los ojos. El concepto de cámara lenta en combate da lugar a una gran satisfacción, y no es inusual verla en películas o juegos de acción como un punto final de una pelea. ¿Y si hacemos algo más extremo? El resultado es SUPERHOT.
En un chat de internet, un usuario recibe un supuesto juego que le atrapa, pero termina corrompiendo y destruyendo su propia realidad.
Para ser sincero, la historia es una meta narrativa tan obvia que es casi una pérdida de tiempo. Aparte, interrumpe mucho el progreso de los niveles, y probablemente sea para casi todos el punto flojo del juego. Pero la jugabilidad en sí es donde la cosa se pone interesante.
Empezamos en un espacio blanco, reminiscente al mundo real. Decenas de hombres rojos aparecen, dispuestos a matarte. Sobrevivir la horda, como sea, es ahora el único objetivo.
Como juego de disparos en primera persona, se puede pegar puñetazos o usar objetos para defenderse o utilizar armas de fuego de los enemigos. Los niveles son un pequeño ensayo-y-error, con incentivo de experimentar gracias a un “reintento” inmediato.
Además de que las armas no se pueden recargar, los objetos son delicados, así que no es apropiado desperdiciar movimientos. Decenas de enemigos van a por ti, y un solo golpe te pone en cero.
Y es acá donde SUPERHOT tiene su truco bajo la manga. Muchos juegos con cámara lenta, como Max Payne, se activa manualmente para atacar. Aquí, el tiempo se mueve cuando el jugador hace una acción
Esto resulta en los niveles resultando no en un simple tiroteo, pero más una serie de desafíos basados en posicionamiento y estrategia. ¿Primero eliminar a los desarmados? ¿O saco de encima a los que tienen una ametralladora? ¿Uso las balas a riesgo de exponerse o le arrojó la pistola en la cara?
Para colmo, al finalizar el nivel, tenemos una repetición, en tiempo real, de nuestros movimientos. Pasar de ver balas volar lentamente a poder apreciar como en meros segundos acabamos una planta entera es ridículamente entretenido.
El concepto de hacer de los enfrentamientos un desafío basado en medir la situación no es nuevo, pero Superhot renueva y expande la idea de forma sublime. Con varios niveles variados, y el eventual poder de teletransportarse a otro enemigo, cada minuto de jugabilidad es éxtasis.
Sin embargo, no remedia mucho su corta duración e historia casi torpe. Menos aún como destruye el flujo de los niveles que cada vez se ponen mas y mas difíciles con mejores oportunidades para experimentar. No arruina la experiencia, pero la debilita mucho.
Con una campaña de decente variedad, y unos modos de desafío, contenido hay de sobra para justificar esta experiencia, pero es probable que la mayoría solo se lo pase una vez para quedar satisfecho.
