Alucinante experiencia donde no existen las expectativas.
Es bastante mal aprovechado el potencial de un sueño ludico en historias, menos aun videojuegos.
En general mantiene un sistema esperable (como los mismos controles), y así solo se puede disfrutar el espectáculo y nada más. El mayor ejemplo de explotar el concepto “estamos soñando” se puede ver en el infravalorado Driver San Fransisco, donde el protagonista está en un coma y puede manipular su sueño para sus misiones como chofer.
Por suerte, Superliminal es un noble nuevo intento de usar el concepto para hacer un abre cocos único. Reminiscente a Portal, nos despertamos en un cuarto simple, con instrucciones para avanzar una serie de ejercicios.
Rápidamente nos enteramos que estamos en una terapia de sueño inducido, y toca avanzar por rompecabezas de exploración, tildando nuestra forma de ver el entorno y repensar la situación para poder progresar a medida que el experimento falla.
Suena malo decir que no hay mucha mas historia, pero a Superliminal le sirve. No solo entorpece la inmersión, chocaría con la impresión que busca la experiencia. Gran parte del impacto viene de que esos momentos donde uno se queda mudo de impresión son naturales, viniendo de una reacción propia y no creada.
De todas formas, ¿Qué tal es el juego en si?
Al inicio, todas las soluciones comienzan simples. Manipulando perspectiva, haces una escalera. Impresiona pero se caza la idea rápido. Los controles son bastante limitados, solo pudiendo agarrar objetos con el ratón para mover o rotarlos y las teclas para manejarse en el entorno. Quizá una cosa se tuerce para hacer una escalera, o usamos un trozo de queso para poder escalar una pared, pero aprendido el concepto, se hace parte de la costumbre.
Es fácilmente una media hora donde efectivos trucos a la vista se usan para crear un ritmo de acertijos, y crea una idea general de que esperar toda la sesión.
Y de la nada te tiran algo como esto.
Incluso teniendo idea de qué esperar, el juego no deja de transformar las expectativas, introduciendo una nueva mecánica en cada pasillo que se avanza.
No todo se basan en un acertijo, varios se resuelven con solo explorar el escenario y buscar una vuelta de tuerca a la situación. La variedad de situaciones es alucinante y decir demasiado es perder la magia de experimentarlo por primera vez.
Lamentablemente, no estamos ante algo que perdura demasiado. La campaña carece de una trama firme como mencione, y la duración llega a un tope de dos a tres horas. Hay un editor de niveles prometedor al menos, pero en general es todo lo que tiene, aparte de unos modos extra de juego.
Pero son dos a tres horas únicas que te vuelan la imaginación. Mas que buena razón para darle una mirada y sumergirte en este madriguera de conejos.
