The Slater – Mercenario a Limosna

Pequeño desarollador solitario mete sus juegos preferidos en un solo paquete.

Está el dicho que no hay mayor homenaje que la imitación. El homenaje puede ser fácilmente confundido con mero plagio, más si el origen es demasiado obvio a simple vista.
Es por ello que pequeños juegos como The Slater pueden resultar fascinantes, no porque esté claro de dónde salió la inspiración, sino porque se siente el tributo que paga el autor.

Desarrollado por Laina Interactive, The Slater es la típica historia de venganza que involucra un cartel, policías corruptos, y mazmorras de drogas. Al ser el desarrollo un proyecto solitario, es inevitable  que no tenga defectos de por si, algunos entendibles, otros algo cuestionables.
Pero al final del día resulta un proyecto interesante, con varias ideas bien ejecutadas que ofrecen algo distinto. 

La presentación se roba el show desde el minuto uno, con una estética que recuerda a Max Payne 3 en particular y Kane and Lynch. Sucio, con aberración cromática y efectos de cinta en los costados, la imagen de la ciudad es decadente y mugrosa.  Fuera de videojuegos, hay tintes de Breaking Bad y The Wire en medio ademas.

Logra pese a los pocos recursos crear una atmósfera convincente, que sabe usar lo que tiene para generar convincentes escenarios. El tono es profundamente oscuro, con una sensación constante de que hay peligro en cada rincón.

Jugablemente, es un juego de sigilo y matar a sueldo donde es imposible no ver la inspiración en Hitman, particularmente Contracts y el primer Thief. No solo el objetivo general es eliminar dos o más objetivos con algún objetivo aparte, hay que evitar casualidades innecesarias y nunca ser detectado.
Con el uso de disfraces, llaves e ingenio, todos los blancos pueden ser eliminados sin que nadie se de cuenta de que ocurrió.

La historia es naturalmente servicial a los niveles, por lo que con simples motivaciones nos ponen a cazar un kingpin, informantes o policías sobornados.
Cada uno de estos niveles son enormes lugares con personas haciendo lo suyo, con una verosimilitud bien lograda visualmente y en diseño. Aquí de nuevo se ve la inspiración de Contracts, como en una misión en un hotel o un club de striptease.

Lamentablemente no todo es tan bien ejecutado para un proyecto solitario. El motor gráfico parece incapaz de mantener un rendimiento fluido, así que a pesar de correr bien, se siente lento y menos responsivo.
Muchos de los blancos en los seis niveles tienen como mucho una o dos formas definitivas para eliminarlos de forma sutil. Esto lo hace significativamente menos rejugable a diferencia de otros juegos de sigilo.

Pero el mayor punto de contención es carecer de puntos de guardado en general.
Muchos juegos del género tienen un límite para guardar, provocando un cambio de mentalidad y creando tensión al saber que cada error cuenta. Pero estos juegos tienen esta limitación en dificultades altas, dando un poco de ayuda al novato.
En The Slater, hasta fácil no ofrece semejante lujo, por lo que puede pasar de crear una enorme presión (y por ende satisfacción al superar el nivel) a ser frustración pura.

Al final del día, The Slater es un título con pocas pretensiones y más cariño de lo que uno esperaría. Una vez más, para ser el trabajo de un solo hombre, es un trabajo recomendable.
Pero al mismo tiempo crea un túnel de visión, que al resto le puede hacer un poco difícil apreciar su obra.

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