The Stanley Parable – Dueño de mi destino

Comedia existencial donde encerrarse en la oficina es un final aceptable.

La literatura casi siempre habla de conflictos. Hombre contra la naturaleza, sí mismo, la sociedad o la ausencia de Dios.
Si un libro dejará a el protagonista rebelarse contra su autor, ¿Cuánto cambiaría la historia?
Y una mejor pregunta, si ese protagonista fueras tú, ¿Cuánto empujás por tu propia libertad?

Una modificación a Half-Life, luego título independiente, busca responder esta pregunta.
Galactic Cafe quería en esencia, crear un juego donde no se gana, no se pierde, y toda elección es válida. Y a pesar de lo difícil que podría ser tener en cuenta tantas posibilidades, lo lograron con un simple truco : ilusión, y mucho, mucho sarcasmo.

Stanley es un empleado en una compañía enorme y está en el escritorio 427. Nada fuera de lo común en su día a día tocando teclas, hasta que nota que todo el edificio está vacío y desierto.
Con valentía, sale de la oficina y mira en los escritorios cercanos, todos carentes de vida.
Es entonces que decide ir a la oficina del director, y el narrador indica que fue a la puerta izquierda.

Es desde aquí que The Stanley Parable comienza a jugar al revés. Sigue las instrucciones, te van a guiar a la oficina, indicando como Stanley descubre una siniestra verdad que cambia su vida.
Rechaza las instrucciones y de a poco, la farsa va a empezar a caer a tu alrededor.
Contradecir, o intencionalmente irritar al narrador, provocará de a poco que tire la cuarta pared al tacho y trate de frenarte, razonar o inclusive hacerse hostil.

O encerrate en un armario y quedate quieto a medida que el narrador se harta de pretender tenerte paciencia.

Como parte de la experiencia, el tono visual, música apagada y estética limpia ayudan a dar un aura de soledad y calma muy efectivo. Kevan Brighting como voz del narrador ejecuta sin problema todos los cambios de tono y opinión, naturalmente marcando la historia que de forma orgánica se adapta.

Sin embargo, como juego no es exactamente lo más interesante. Solo se tocan botones y se mueve por el espacio. El verdadero valor y calidad sale más de la introspección y pensar el significado.

Probablemente, The Stanley Parable es el mejor ejemplo de un título existencialista y postmodernista, intentando con seriedad hacer preguntas sinceras sobre la libertad individual y los límites de un juego para contar una historia.

Si hay un título que realmente logra ser un buen paso para explorar estas ideas, no solo en el marco de un videojuego, es este. Las cinco a muchas horas que toma ver todo el material dejan mucho para reflexionar y debatir.

Y si el debate filosófico aburre, el diálogo de por sí es bastante gracioso.

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