El reconocido fotógrafo murió ayer a los 89 años como consecuencia del coronavirus. Durante su carrera, Nürnberg ha llegado a recopilar más de 4.000 imagenes históricas de los comienzos de nuestra ciudad. Además, era uno de los profesores de fotografía más queridos y respetados por toda la comunidad. Descanse en paz, maestro.
Teodoro Nürnberg era oriundo de Esquel, y nació en 1931. Un año después su familia se muda a Comodoro Rivadavia, ciudad en la que selló su destino y su relación con la fotografía, para siempre.
Desde pequeño, su padre le inculcó el amor por la profesión de retratar imágenes, al regalarle su primera cámara. En 1977, cuando se muda a Buenos Aires, toma un curso de fotografía para comenzar a profesionalizarse en esa rama, y nunca más la pudo soltar.
Ya profesionalizado, Nürnberg fue el encargado de retratar cientos de eventos, sucesos, fiestas, o simplemente, las callecitas y la vida cotidiana en general de la pujante Comodoro Rivadavia. Poco a poco, el fotógrafo comenzaba a dejar su huella en la ciudad, al documentar su historia y sus cambios en el tiempo, a través de su lente.
Fue en 1986 cuando decide hacer algo con todo ese material fotográfico, y comienza a armar su archivo de imágenes históricas, complementado con el aporte de distintas familias de Comodoro, que le llevaban cajas y cajas repletas de fotografías, para su colección. Ha llegado a reunir más de 4.000 imágenes que fueron tomadas entre 1901 y 1944, las cuáles hoy forman parte del Archivo Histórico Municipal, y cuyo valor histórico es invaluable.
Otra rama por la que “Teo” fue reconocido, fue por su rol como profesor de fotografía, compartiendo sus infinitos saberes con cientos de alumnos de Comodoro, que le profesaban respeto y admiración. No había persona aficionada a la fotografía que no haya pasado bajo la escuela de Teodoro Nürnberg, y poder aprender de alguien como él, era considerado un honor.
Su fallecimiento, sumió en un triste y silencioso dolor a la ciudad, que tardará en reponerse de la pérdida de uno de sus más queridos artistas. Su archivo fotográfico vivirá eternamente, y nos recordará que en Comodoro Rivadavia todavía quedan miles de historias por contar.
