Deep Rock Galactic – Roca y Piedra

Por que hacer minería con amigos es un buen pasatiempo.

Ghost Ship Games no pudo tener un mejor momento para lanzar su título Deep Rock Galactic tras dos años en Early Access. En un momento donde las cuarentenas se expandieron por el mundo, los juegos cooperativos fueron reyes. Y Deep Rock Galactic fue un ganador silencioso.

Somos unos duendes empleados por una compañía minera, que nos envía a excavar recursos, y minar elementos preciosos. Ah y está plagado de insectos letales sedientos de sangre.

En la base, podemos personalizar nuestro duende con dinero ganado y conseguir mejoras o habilidades para nuestro equipo. Cada clase se comporta de forma distinta, por lo que experimentar y variar es recomendable. Al menos en mi caso me dedique a jugar como un “Scout” y un “Gunner”, pero lo que importa es que cualquier clase o combinación es viable gracias a dos factores.

Primero, con el avance de nivel y progresiones, se consiguen mejoras para el personaje, agnóstico de clase, permitiendo ser más efectivo en zonas peligrosas. Y segundo, todas las misiones tienen cavernas creadas proceduralmente en base a el equipo que se selecciona, todas las clases pueden contribuir y ser útiles gracias a este factor.

Lo que tenemos en lo jugable es un híbrido de shooter con exploración y manejo de recursos contra un escenario letal y constantes desafíos. Las misiones varían de buscar oro, a robar huevos de arañas gigantes o usar un taladro gigante para conseguir una perla preciosa. Todas transcurren en escenarios que alteran, como un volcán, una madriguera congelada o cavernas tóxicas.

Para evitar hacerlo demasiado difícil, se puede usar un mineral específico para conseguir comprar provisiones, y si un compañero cae, no hay límite para salvarle. Incluso jugando solo nos acompaña un robot que puede revivirse hasta dos veces alcanzado su máximo nivel.

A pesar de tener apariencia simple, gráficamente hace su trabajo siendo claro y legible. Lo más impresionante es su uso habilidoso de la luz, obligando a usar bengalas para explorar los túneles y mantener al equipo siempre tenso.  Cumplida la misión, se regresa a base, donde sale una ronda de cerveza, bailar y patear barriles. Es un éxtasis genuino tras tanta acción, y conlleva gran parte del carisma que trae el tono y sus personajes.

Uno puede sumarse a una excavación abierta, hacerla sola o conseguir un amigo y volar una hora rápida como si nada. Fuera de los modos intencionalmente difíciles, la experiencia no es mas que divertida y hasta relajante, con constante progreso y nuevas alteraciones siempre manteniendo la sesión fresca.

Deep Rock Galactic es de esos buenos títulos que se resumen en solo abrir y disfrutar una buena partida. ¡Que no quede ninguno atrás!

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