HALF LIFE – Olvídense de Freeman

Consecuencias imprevistas tanto en los laboratorios de Black Mesa como en la industria real, uno de los más fundamentales revolucionarios. 

Gordon Freeman, PhD en física teórica, tarde al trabajo. Los primeros minutos de Half Life solo se dedican a introducir los laboratorios de Black Mesa, un lapso donde hay solo paz y burocracia. Los colegas desayunan en la cafetería, los guardias patrullan y los directores organizan experimentos.
Toda una instalación limpia que en pocos momentos, se va a convertir en una zona de guerra.

La introducción a la campaña es algo hoy visto, pero en 1998, Half Life era una cosa totalmente nueva. Antes lo esperado era pulsar inicio y ya estar disparando a bichos, pero con este juego, Valve quería algo más.

Principalmente inspirado en La Niebla, sitúa a los científicos en una catástrofe, donde uno debe sobrevivir y correr por su vida. A pesar de retener los mismos controles, la campaña alterna de manera magnética el tono con el avance de la invasión.

Al principio solo meras escaramuzas y caos completo, luego militares buscando borrar rastro del hecho, para terminar con una clara invasión alienígena. La trama se cuenta sin palabras, mostrando las situaciones en tiempo real, sin nunca tomar el control del jugador. 

Esta forma de contar la historia sigue aún siendo un método universal, y es uno de los mayores puntos de contribución de Half Life al medio. Aparte contribuye a una variedad constante e ininterrumpida, donde siempre hay jugabilidad ante todo.

Curiosamente, la jugabilidad es lo menos discutida de la saga, y casi por un buen motivo. Es buena, decente, pero nada que volara la cabeza. Fuera de algunas armas especiales, lo único que se añade son personajes que pueden ayudarnos desbloqueando puertas o asistiendo en combate.

Sin embargo, fuera de algunas trampas y algunas secciones, el diseño se mantiene en general muy bien llevado, salvando el último nivel, Xen, el cual es infame entre fanáticos. Contribuyendo a este constante disfrute es la atmósfera siniestra y los eventos que van ocurriendo, siempre manteniendo al jugador tenso y corriendo.

Otro elemento es la banda sonora de Kelly Bailey, la cual marca momentos individuales de forma magistral, y es de las mejores del género industrial.

Bastante rejugable, plagado de modificaciones y con un legado envidiable, desde Counter Strike a Team Fortress 2, Half Life es de esos fundamentales que marcaron el momento y son esenciales.

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