Investigación burocrática transformada en una historia trágica de altamar.
En 2014, Lucas Pope había completado Paper’s Please, que recibió aclamación crítica. Un juego sobre controlar la frontera mediante papeleo terminó siendo uno de los mayores ejemplos de contar una historia con métodos no convencionales. Tras una pausa, Pope reveló su siguiente simulador de papeleo, Return Of Obra Dinn, y lo lanzó en 2018.
Nos ponemos en rol de el inspector de una compañía comercial, que encontró una nave perdida en las costas inglesas, con toda la tripulación desaparecida o muerta. Nuestro trabajo es investigar el barco y registrar las víctimas en un libro.
Para ayudarnos tenemos un elemento supernatural, consistiendo en un reloj que nos permite revivir los últimos momentos de una persona en un escenario pausado. Una vez que todos los pasajeros están correctamente identificados, el juego termina.
El haz en la manga de la idea revuelve en un toque tanto realista como conveniente. Pensando morbosamente, casi nadie al morir exclama “¡Aurelio Flemmin me ha clavado una estaca! Por suerte yo, Henry Cannerbeurg, está acompañado por Sarah Richards”. En casi todos los casos, hay poca o casi nada de información sobre quién es la persona y la situación a la vista.
Aquí el verdadero desafío se presenta, transformando la experiencia en una investigación detectivesca, donde la intuición, atención al detalle y memoria son lo que se necesita para ganar. No hace falta tener una libreta en mano ya que el juego tiene el libro que anota todo lo que vamos descubriendo y nos permite registrar por imagen artística la persona.
Cuando te sientes listo para determinar casualidades, un sistema generoso permite usar tres deducciones correctas sin importar el capítulo o momento de muerte. Esto significa que gradualmente se van encontrando todas las almas de la nave y determinar qué ocurrió en el desastre. Naturalmente no moría alguien cada minuto, por lo que hay espacio para especular y rellenar la historia de esta tragedia.
El estilo visual y sonoro complementa la experiencia, haciendo de los gráficos salidos de una Macintosh vieja imágenes que podrían ser cuadros. Sin descontar el excelente audio de mar, música y la actuación de voz auténtica ambientando la vista, generalmente bella como desagradable.
Donde realmente sufre Obra Dinn es relativo a su diseño- es un juego lineal con soluciones técnicamente afirmadas, por lo que volver jugarlo es casi imposible. Una vez resuelto el misterio, no queda mucho por descubrir. Aparte de eso, aunque es posible resolver todo con las pistas disponibles, no es fácil descubrir la mayoría de ellas a menos que se preste suma atención, lo que podría ser frustrante.
Sin embargo, el hecho de tragar la dura realidad que nunca podría ver este juego ciego de nuevo afirma la victoria que es Obra Dinn como experiencia. Pocos juegos llegan a los talones de originalidad, y muchos menos logran hacer de algo tan simple unas diez horas inolvidables.
Juégalo sin saber nada, y no busques las soluciones (intente que ninguna imagen tuviera fuertes spoilers), nunca va a haber nada igual como esto.