Acelerado juego de acción donde las palabras realismo y sentido común no existen en el diccionario.
Un largo estereotipo que perduró durante la séptima generación de consolas era la cobertura hasta el pecho, moverse de uno a otro y disparar a los alienígenas o terroristas. Se pueden nombrar muchos juegos que estandarizaron este estilo, pero había una cosa en común – la velocidad.
Mass Effect, Gears of War, Uncharted, todos son relativamente lentos de mover, con un personaje que necesita estar protegido para no terminar acribillado. Por el mismo diseño, la acción busca siempre ser un tira y afloja entre el jugador y las tropas enemigas.
En todo caso, el desarrollador de Bayonetta y Revengeance decidieron hacer su propia versión de este concepto. El resultado es Vanquish, probablemente uno de los más infravalorados títulos de su era y una sátira a su género inigualable.
Sam Gideon, soldado de la DARPA, es enviado junto a un escuadrón comandado por el “fin justifica los medios” Comandante Burns a una colonia espacial gigante invadida por Rusia. En un mundo que ahora pelea por recursos más escasos, es una batalla tras otra para recuperar el control de la estación.
En todo el paso, Sam y Burns cruzan entre sí una mezcla de respeto y enemistad, constantemente insultándose con la voz completamente atrofiada. A todo esto, Sam parece prender cigarrillos solo para arrojarlos en cinemáticas.
Si no es obvio por esa descripción, Vanquish no solo ni intenta ser una historia seria, parece ser deliberadamente ridícula.
Una constante queja de la era enfoca en como todos parecían estar muy serios y rudos, y la ironía del juego cuelga en cada línea de diálogo. Y si no era suficiente, cada cinemática con la asistente que coordina el batallón parece estar por pasar la cámara por debajo de la falda.
¿Pero a quién le importa la trama cuando la jugabilidad literalmente involucra deslizarse a toda velocidad en un campo de batalla? De forma similar a otros juegos de acción, Vanquish es un juego de coberturas y disparos, pero difiere de forma espectacular.
El traje de Sam tiene propulsores que lo mueven por todo el escenario, le deja dar super patadas y ralentizar el tiempo a su alrededor. Todo medido por una constante barra de energía, que debe congelarse si se la presiona demasiado.
Considerando que un puntaje penaliza quedarse quieto, la agresividad de los enemigos y la pura fuerza bruta de Sam, es claro la mentalidad que busca el juego. Otras mecánicas para penalizar las costumbres incluyen como funciona el armamento. Sam tiene una serie de armas diversas, que se mejoran de a poco recogiendo varias o encontrando un nodo. Pero morir penaliza un punto de mejora, por lo que mantenerse vivo es la regla.
Otras técnicas incluyen una patada que nos deja en el aire, con una visión amplia al campo, perfecto para maximizar daño. O sino cuando estamos al borde de la muerte, el tiempo bala se dispara automáticamente, dando un último respiro para sobrevivir.
Lo que resulta es un absoluto caos refinado con una elegancia extraña en medio de la diversión incesante.
El juego está en consolas nuevas y PC con un port excelente a un precio razonable. Es difícil odiar algo con tanta sinceridad, y si algo es Vanquish, es infantil, pero ridículamente entretenido. Imposible de criticar.